En medio del preocupante aumento de la delincuencia en Cuba, las motos eléctricas se han convertido en el botín más deseado por los ladrones. Recientes casos de robos de motos eléctricas han puesto de manifiesto la creciente tendencia de los delincuentes a apoderarse de estos vehículos, dejando a los propietarios en una situación de vulnerabilidad.
El pasado 20 de agosto, dos motos eléctricas fueron robadas de un estacionamiento en la calle Misericordia, entre Barreto y San Joaquín, en el municipio de Guanabacoa. Los dueños se encontraron con la sorpresa de que sus vehículos habían desaparecido al dirigirse al garaje.
Sin embargo, gracias a la rápida intervención de la policía de La Habana, las motos fueron recuperadas y entregadas a sus dueños en un acto público.
Estos robos han evidenciado la complejidad y la audacia de los delincuentes, quienes utilizan diferentes técnicas para apoderarse de las motos eléctricas.
Una cubana en El Vedado corrió con mejor suerte, pues su moto no llegó a ser sustraída. Relató el intento de robo de su moto, describiendo el modus operandi de los ladrones. Estos criminales realizan cortes en puntos estratégicos de la moto, desactivando alarmas y seguros, y luego esperan a que el propietario se aleje para llevarse el vehículo.
La falta de seguridad en torno a las motos eléctricas se ha convertido en un motivo de preocupación para los propietarios, quienes enfrentan la posibilidad constante de perder sus vehículos ante la audacia de los ladrones.
La situación económica y la inflación en Cuba han contribuido a un aumento en los delitos, y la ineficiencia policial en la resolución de estos casos ha llevado a los ciudadanos a buscar justicia por su cuenta a través de las redes sociales y grupos específicos.
La comunidad está alerta ante esta problemática y espera que las autoridades tomen medidas efectivas para frenar la ola de robos que ha afectado, entre otros muchos a los dueños de motos eléctricas en Cuba.
Otros afectados seriamente son los dueños de caballos, un animal utilizado en el campo como medio de transporte, ante la imposibilidad de hacer rodar una moto eléctrica por tan agrestes paisajes.
En medio de esta situación, los ciudadanos se encuentran en una encrucijada entre la necesidad de tener un medio de transporte y la constante amenaza de ser víctimas de la delincuencia que aqueja al país.
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