Los cubanos parecen preferir el exilio – sea el destino que sea – para escapar de la crisis económica que los golpea y de la represión política que se ha desatado posterior a las protestas del pasado 11 de julio.
Son tantos, por ejemplo, en la frontera de México con los Estados Unidos, que el Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU., DHS por sus siglas en inglés, ordenó la liberación inmediata de todos los inmigrantes de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Colombia, otorgándoles una especie de libertad condicional humanitaria.
Sí, según indica un reporte de Fox News, la Casa Blanca permitirá que los oficiales de inmigración decidan sobre las solicitudes de asilo fronterizo en un intento «por abordar el retraso» – dice The New York Post – pero que también en la práctica «suena» como un intento de aligerar el proceso y evitar una crisis peor en la frontera. Biden sabe que la crisis crecerá, que los inmigrantes seguirán llegando, vistos los números que se dispararon en febrero, y busca encontrar una «solución.»
Ojo, esta libertad condicional humanitaria permite a las personas que «pueden ser inadmisibles o no elegibles» ingresar a los EE. UU. por «un período temporal por razones humanitarias urgentes o un beneficio público significativo», según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los EE. UU., pero en el caso de los cubanos, que tienen en su mano la Ley de Ajuste Cubano, al año y un día de su entrada a los EE.UU. pueden aplicar para la residencia.
Son cientos, tal vez miles, los que están en Tapachula. Todos salidos de la isla recientemente.
The Guardian entrevistó a varios de esos cubanos. Todos de un modo u otro señalan lo mismo. A Rafael, dice el diario, «una serie de enfrentamientos aterradores con la policía cubana y, en última instancia, lo llevó a huir del país, dejando atrás a sus dos hijos pequeños.» Teresa, otra de esos cubanos, decidió salir de la isla también después del 11 de julio.
“Es caro, pero voy a ir a la Ciudad de México y contratar a un coyote para que me lleve al otro lado de la frontera”, explica.
“Probablemente no regrese a Cuba”, dijo Rafael.
El medio resume parte de la situación en la isla.
«Al menos 1.470 personas han sido detenidas por participar en las manifestaciones, según el grupo de derechos humanos Justicia. Algunos han sido condenados a hasta 25 años de prisión por cargos de sedición.»
Alrededor de 47 mil cubanos entraron por esta vía – frontera de México con los EE.UU. – a territorio norteño en los últimos cuatro meses.
«Solo en los dos primeros meses de 2022, cerca de 30.000 cubanos intentaron ingresar a Estados Unidos, la mayoría a través de México,» señala The Guardian, que no detalla el número principal: 16 776 tan solo en febrero de este año. En años anterioresa el número fluctuaba entre mil y dos mil por mes. En ocasiones, hubo meses en que ni siquiera llegaban a mil.
Que los cubanos están escapando de la crisis económica de Cuba, es una afirmación englobalizadora pero no pertinaz del todo.
«Hay hambre, el peso ha perdido su valor, sí, pero el chantaje es muy grande,» dijo a Cuballama Noticias una joven periodista que sobrevive en la isla gracias a su colaboración con medios independientes.
Como ya está en el radar de la seguridad del Estado, sufre persecusión y acoso. La llaman y citan constantemente. A veces para «aconsejarle» que no salga de la casa, sin explicarle el motivo.
Ella ha decidido salir de la isla por temor a ser condenada a años de prisión, pero no es la única. Una amiga suya se encuentra en similar situación. A esta último la advirtieron que se fuera de inmediato, pero logró una «prórroga» debido a una situación familiar, pero aceptó la propuesta: O te vas o vas presa.
«Indira» no es de La Habana y ya fue también advertida por sus colaboraciones con la prensa independiente. Tenía en planes salir del país en un par de años, pero la situación está tan comprometida para ella – la Seguridad del Estado le dio par de meses para que resolviera su situación – que ya se hizo pasaporte para escapar a la primera oportunidad.
«Ojalá yo supiera manejar una tabla de surf,» dice ella en clara referencia al caso de otro de los cubanos que se cansó de vivir en la isla socialista: Elián López Cabrera.
