La periodista cubana Yira Hernández Gómez, de 23 años, reportó en sus redes sociales que fue víctima de acoso violento y amenazada con arma blancar en la céntrica Calle G o Avenida de los Presidentes en el Vedado habanero mientras se dirigía al Instituto Internacional de Periodismo José Martí, ubicado en G entre las calles 21 y 23.
“Hoy iba caminando para el Instituto Internacional de Periodismo con pantalón y blusa holgada mientras un «señor» mayor de 50 años me decía que me iba a ʽmamar el bolloʼ, refiere la joven, graduada de la carrera de Periodismo en 2021 y que actualmente trabaja en el medio oficial La Jiribilla.
“La primera vez lo ignoré, pero él seguía con sus groserías, me detengo y le respondo (con palabras fuertes, debo admitirlo). La respuesta del ʽseñorʼ fue sacarme un CUCHILLO y decirme que me iba a cortar, mientras me ofendía de manera mucho más agresiva”, denuncia en el post publicado sobre la 1:00 de la tarde de ayer viernes 11 de marzo en sus perfiles de Facebook e Instagram. El acoso y las amenazas sucedieron en pleno día.
“Afortunadamente, él no cumplió su amenaza, pude llegar al Instituto y escribo esto con las manos temblando de la impotencia. Esta no es la primera vez que sufro acoso en la avenida de la calle G, pero sí la más perturbadora”, comenta Hernández Gómez.
La periodista cubana cuestiona entonces ante el suceso “¿Cuál sería la medida más prudente en este caso?” y “¿Qué alternativas tiene la mujer cubana para defenderse en una situación como esta?”, concluyendo la publicación con los hashtags #acoso, #NiUnaMasNiUnaMenos y #MeToo, en referencia a las respectivas campañas cubana y estadounidenses contra la violencia de género.
En los numerosos comentarios que generó el post en Facebook, varias usuarias se identifican con lo sucedido y con las dudas de la periodista. “Me hago las mismas preguntas y me preocupe que después del agravio, seguimos en una posición de gran vulnerabilidad y no pasa nada. Episodios parecidos ocurren todos los días”, refiere una de las mujeres.
Otra usuaria refirió un breve testimonio de un incidente semejante en los comentarios: “Te creo. Llegué a casa pálida anoche. Un hombre que doblaba mi complexión, la oscuridad por tramos en la Calzada de Infanta y un acto de masturbación mientras caminaba detrás de mí apenas un tramo. Pero parecieron horas.”
“Lo más penoso es que ocurre en cualquier parte, a cualquier hora, a veces ante la mirada de otros que sonríen a la grosería, o solo bajan la cabeza. El acoso no es normal”, escribió una tercera, también joven periodista, y al parecer compañera de aula de Yira Hernández.
