En medio de la crisis migratoria que enfrenta Estados Unidos, cientos de miles de personas esperan aún por un parole humanitario para ingresar a los Estados Unidos. La espera puede prolongarse meses; y a aquellos que se desesperan y terminan siendo engañados, confundidos y estafados, puede pasarle como le pasó a la cubana Naya Cruz Fonseca, para quien la búsqueda de la libertad se convirtió en una verdadera pesadilla, que por poco la lleva a la deportación después de ser víctima de una estafa migratoria.
Naya estuvo detenida durante dos meses en una cárcel migratoria del sur de la Florida, a lo que se suman dos días en una prisión federal.
Allí llegó, para su «gloria y calvario», después de confiar en una supuesta abogada que prometió acelerar su proceso de parole humanitario. «Gloria», porque al fin había llegado a territorio de los Estados Unidos. Calvario porque no entró de la manera que ella hubiese querido o deseado. La joven – y su novio también – fue engañada por falsos profesionales de la estafa y el embuste, que le(s) prometieron un permiso de viaje rápido para escapar de las dificultades en Cuba. Naya confió en la gestión de esta «profesional», pagó para acelerar su proceso de llegada junto a su novio que ya le había puesto el Parole Humanitario, y terminó – ella – en una cárcel de EE. UU., enfrentando la posibilidad incluso de la deportación.
La pesadilla comenzó cuando Naya y su familia contrataron a una «abogada» que casualmente encontraron en internet. Esta persona, que afirmaba poder manejar todo el proceso, solicitó información personal y dinero para hacer la gestión de adelantarle su salida de Cuba.
Naya recibió de vuelta, por ese dinero enviado, documentos falsos por correo electrónico, incluyendo una supuesta aprobación de su patrocinador y una autorización de viaje.
Con eso, pudo salir de la isla. Sin embargo, al llegar a Estados Unidos, las autoridades de immigración en el aeropuerto, recibieron sus papeles, pero al revisarlos en el sistema de USCIS, no encontraron registros de su caso, y ahí mismo fue detenida.
Naya, estudiante de medicina en Cuba, había soñado con reunirse con su novio en Estados Unidos y abrazarlo apenas pusiera un pie fuera del aeropuerto. De este salió, sí, pero detenida y sin poder ver a su amado.
Su llegada al país no fue a la casa donde la esperaban, sino a una celda, donde vivió momentos de desesperación y miedo, especialmente cuando vio a otros ser liberados, mientras ella seguía detenida.
El programa de Parole Humanitario, implementado por la administración del presidente Joe Biden, ha sido una vía legal para que miles de cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos lleguen a EE. UU. Sin embargo, el camino está plagado de riesgos, especialmente debido a estafadores que se aprovechan de la desesperación de los migrantes.
El abogado Ismael Labrador, quien finalmente ayudó a Naya con su caso, advierte sobre la prevalencia de estas estafas. Los estafadores, haciéndose pasar por abogados o notarios, prometen acelerar los procesos migratorios a cambio de dinero. Sin embargo, estas promesas son falsas, y muchas víctimas terminan detenidas o deportadas.
Naya, ahora libre, aconseja paciencia a otros en situaciones similares. Acelerar estos procesos puede tener graves consecuencias, como aprendió ella en su propia carne, indica en su reportaje América Tevé.
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Su historia pudo terminar no solo con la deportación, sino también con la anulación de su caso. E incluso, enfrentaba que jamás pudiera viajar a los Estados Unidos y asentarse ilegalmente.
Las estafas y ventas de VISAS para viajar a los Estados Unidos puede convertirse en un horrendo drama para muchos, pues una vez detectado el fraude, las autoridades de Inmigración pueden tomar cualquier decisión, cuya solución requiere la contratación de un abogado que a la larga resultará mucho más costosa y dolorosa para el bolsillo, que los cuatro pesos que se pagaron por llegar antes. O llegar.
