El gobierno de La Habana frenó las buenas intenciones de Joe Biden, dice el director del Consejo de Seguridad Nacional para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Administración demócrata.
Declaraciones de un alto funcionario dentro del gobierno de los Estados Unidos confirman una vez más que fue La Habana la culpable de que el presidente Joe Biden no haya retomado la senda del acercamiento a Cuba; o, cuando menos, una «revisión» a la política de su predecesor, Donald Trump.
Juan González, director del Consejo de Seguridad Nacional para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Administración de Joe Biden ha dicho que Biden ‘puso el freno’ a su revisión de la política hacia Cuba; y lo hizo tras apreciar cómo el gobierno de la isla reaccionó a las protestas del pasado 11 de julio.
No es la primera vez que un funcionario norteamericano da indicios con relación a la «demora» de Biden en dar a conocer parte o la totalidad de su hija de ruta con relación a Cuba.
En noviembre del año 2020, el oficialismo y gobierno cubanos, y gran parte del pueblo cubano, apostaban por Joe Biden como solución a todas o gran parte de sus miserias.
El viejo Joe había prometido que, de llegar al poder, revisaría cada una de las medidas tomadas por Trump durante su mandato. Ello incluía revisar el cambio de política con relación a Cuba tomado por la administración republicana.
Llegó Biden al poder y se volcó de a lleno en intentar recuperar la economía de los EE.UU. Frente a sí, tenía un poderoso enemigo: la pandemia del coronavirus. Cuba fue puesta a un lado.
La Habana entendió la demora. Las premuras en cambiar la situación económica del país que lo eligió como presidente, era algo que el gobierno de la isla asumió como lógico a partir de su llegada a la Casa Blanca en enero del 2021. Confiaban en que pronto, en unos seis meses a lo máximo, pero siempre dentro del primer año de mandato llegarían, como mínimo, tres cambios importantes: restablecimiento de las remesas; retorno de los cruceros a Cuba; y restablecimiento de vuelos comerciales regulares a provincias (y vuelos charters)
Nada de eso, sin embargo, llegó. Pero, La Habana estaba advertida. Joe Biden siempre ha sido un hombre que ha creído en los Derechos Humanos; y el 11 de julio el gobierno de Cuba le dio una soberana bofetada en el rostro.
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«Hay una regla antes del 11 de julio y otra después del 11 de julio»
«Hay una regla antes del 11 de julio y otra después del 11 de julio,» ha hecho saber ahora el asesor de Seguridad Nacional Juan González con relación a lo que muchos ya están convencidos.
La Habana dice que Biden es igual a Trump, pero González, con la frase, los ha rectificado. Desmentido.
«Hay una regla antes del 11 de julio y otra después del 11 de julio» quiere decir – y debe entenderse así – que Biden, con relación a La Habana tenía una idea antes del 11 de julio, y que ahora tiene otra.
«Hay una regla antes del 11 de julio y otra después del 11 de julio», dijo el funcionario a NBC News en artículo aparecido el pasado 30 de noviembre.
González aseguró que Biden «tiene una opinión muy fuerte sobre cuestiones de derechos humanos, cuestiones de democracia.»
«Él no es de los que siente que el cambio vendrá simplemente si lo dejas,» explicó.
Dígase Biden, dígase la administración entera.
Cuba, que quería fueran levantadas las restricciones de la era Trump, enfrenta ahora la posibilidad de que se queden.
Sobre el tema también preguntó NBC y también respondió González. El funcionario no se atrevió siquiera a emitir una opinión, y no dijo si se levantarían. Ni cuándo.
Su frase de (Biden) «puso el botón de pausa» indica a las claras que la política de Washington hacia el régimen de Cuba ha cambiado radicalmente.
Ha estado bajo revisión durante casi un año, después de las históricas protestas del 11J, declaró González, y las continuas consultas que han hecho a cubanos americanos – de un lado del espectro político y del otro – tienen a Joe Biden muy cauteloso. El último de los consejeros de Biden ha sido el cantante Yotuel.
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«Después del 11 de julio, presionamos el botón de pausa», señaló González. «Incluso los cubanoamericanos que estaban a favor del compromiso dijeron: ‘Tenemos que esperar, tenemos que mirar este momento y ver cómo avanzamos desde aquí», aseguró.
El funcionario explicó que la Administración Biden ha revisado lo que hizo la Administración Trump de punta a cabo con relación a La Habana.
González afirmó:
«Estamos analizando toda la política».
No se están analizando las restricciones aisladas. No es «La Internet», «Viajes a Cuba» y «Remesas». Es todo.
Habló – reconoció tal vez – que el tiempo ha sido «demasiado». Lo llamó «cantidad excesiva de tiempo» y ello incluye el análisis sobre un aspecto que a Biden le parece interesante para lograr un repunte en el conocimiento entre los cubanos con relación a cuáles son sus derechos. Dígase así: a que tengan acceso pleno a la verdad.
Por eso, están analizando a fondo el denominado Grupo de Trabajo de Internet en Cuba que creó Trump.
El tema de la conectividad a Internet en Cuba, el acceso a la información de primera mano sin cortes y sin censuras, es un punto interesante.
Sobre todo si se tiene en cuenta el criterio de no pocos acólitos al gobierno de La Habana que plantean una tésis: si se hubiese cortado el internet a tiempo, si la protesta en San Antonio de los Baños no se hubiese conocido en toda Cuba, no se hubiesen producido otras manifestaciones en el resto del país.
Es esta una teoría ya probada por el poder o por quiénes dominan los medios: cortar el acceso a la información. Lo mismo por parte del gobierno como de los grupos de poder que manejan los medios. Lo hicieron en Honduras, cuando fue destituido Zelaya; lo hicieron en Venezuela, cuando la «caída» de Hugo Chávez a manos de «Carmona el Breve». Lo ha hecho repetidamente, desde entonces, Nicolás Maduro en Nicaragua. Lo hizo Lukashenko en Bielorrusia. Y lo hizo el binomio Canel- Castro en Cuba, aunque un poco tarde, si bien duró luego toda una semana a partir del 11 de julio.
Pero, proveer a los cubanos de una internet independiente y alternativa fuera de las manos del gobierno no es tarea fácil.
Así lo explicó González:
«No existe realmente una solución técnica y fácil, ni existe la tecnología para tener conectividad a Internet, por lo que deberíamos centrarnos en la elusión de la censura».
Pero, ¿cómo van a evitar que La Habana censure?
Un apunte a las remesas.
«¿Cómo podemos utilizar las remesas para apoyar a las comunidades que no se benefician de esto? Gran parte del enfoque se ha puesto en sancionar a las personas, por lo que vamos a seguir sancionando a esas personas», dijo González poniendo sobre el tapete otro de los puntos en la agenda de Joe Biden antes del 11 de julio.
Se trata de evitar que el dinero enviado a la Isla por los emigrados no caiga en manos de los militares. Que las sanciones al gobierno de La Habana no incidan en la población.
No es una tarea fácil. La actual Administración Biden ha creado un grupo de trabajo enfocado en el tema de las remesas que tiene a La Habana pendiente. Las remesas son una parte importante de los ingresos económicos del gobierno cubano.
Remesas que llegan, también, a no pocos seguidores a ultranza del gobierno. A gente que salió a «controlar la revuelta» el 11 de julio y después de esa fecha. Algunos de ellos han participado de manera activa en actos de repudio.
Pero, no todos los cubanos reciben remesas.
Hacia esos, hacia los más desfavorecidos, el grupo de trabajo tiene en mente algunas ideas, pero que ahora, en noviembre del 2021, no están del todo claras.
«Hemos decidido continuar con la investigación», dijo González y señaló también que están «tratando de promover un debate sobre lo que está sucediendo en Cuba.»
¿Qué tipo de debate? ¿Con quiénes? ¿Dónde? ¿Cuándo? No aclaró.
La reapertura de la Embajada en La Habana.
La reapertura de la Embajada en La Habana es otro de los temas que vino a la ronda de preguntas que NBC le hizo al director del Consejo de Seguridad Nacional para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Administración de Joe Biden.
El funcionario dijo que la Administración está tomando medidas para la reapertura de la oficina consular en La Habana y de sus servicios, tras el cierre provocado por el denominado «Síndrome de La Habana».
«Queremos comenzar con ello y estamos tomando las medidas necesarias para lograrlo», apuntó González pero ofreció una fecha precisa.
Dijo que «lleva tiempo» debido a esos incidentes de salud, teniendo en cuenta que la prioridad del gobierno estaría enfocada en garantizar la salud y seguridad plenas de sus funcionarios.
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