El puerco, ese animal que alcanzó en Cuba la categoría de mamífero nacional según la famosa canción cubana interpretada por el polémico duo Buena Fe y Frank Delgado, cada vez está menos presente en la mesa de los cubanos, y dado los altos precios que ya alcanza la libra – y no hemos llegado a fin de año – es probable que en algunas casas cubanas se espere el 31 con huevos y croquetas (si hay).
Los cubanos, acostumbrados a sacarle su mejor rostro a las ausencias y carencias, hasta bromean con alquilar memorias Mp3 con gritos de puercos grabados, para ser escuchada en los equipos de audio, si hay corriente, claro, a fin de que los vecinos crean que en la casa de donde proviene el sonido se esté matando un cerdito.
Un estudio de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en La Habana, difundido por ICEX España Exportación e Inversiones revela una triste realidad.
Allí, en Cuba, país en el que antes no faltaba la carne de cerdo, animal que se alimentaba con bejucos de boniato, boniato picao y sancocho, la escasez ha alcanzado niveles alarmantes con una reducción, en cuatro años, de casi el 90% de su producción.
Hasta 15 mil toneladas menos de cerdo ha producido el país entre 2018 y 2022, periodo en el que España, emergió como el suministrado salvavidas de la carne de cerdo, solo por delante de Canadá y Brasil.
El drama alimenticio cubano no se ciñe solo al mamífero nacional, pues existe de modo general una baja productividad en todas las esferas económcas alimenticias del país, con una tendencia al alza en los precios.
La agencia Reuters señala en una nota recién divulgada que hasta los propios ministros han debido comparecer en la TV nacional para explicarle a los cubanos, sentados frente a sus televisores – si la Unión Nacional Eléctrica lo permite – el por qué cada vez hay menos alimentos disponibles.
La agencia noticiosa señala que las comparecencias se suceden, «en horario de máxima audiencia», dando cada vez que comparecen «malas noticias, mientras el país gobernado por comunistas, dependiente de las importaciones, soporta un cuarto año de crisis, arreglándoselas con un mínimo de divisas mientras la producción cae en picado».
De modo general, señala Reuters, «la producción de alimentos, el suministro de productos farmacéuticos y el transporte han disminuido al menos un 50% desde 2018,» y reafirma una verdad de perogrullo: «Cuba importa la mayor parte de los alimentos y combustible que consume».
En una suerte de cuento a lo del gallo del Tío Perico, la pandemia hizo colapsar al turismo, y sin turismo, se redujo el ingreso de divisas a país. También se redujo el número de profesionales en servicio, muchos de ellos en fuga hacia los EE.UU. o «desertores» de misiones, otra de las fuentes de ingreso con las que contaba la isla.
Las declaraciones esclarecedoras sin embargo no son panacea. Al final de todo, los cubanos se quedarán con lo dicho por ellos, conocedores que la solución del problema nunca será revelada porque no existe.
La fórmula se completa con el poco combustible adquirido, el poco fertilizante y los piensos; todo junto, dijo el ministro de Agricultura, Ydael Jesús Pérez, ha provocado que la producción de alimentos – carne de cerdo, arroz y frijoles, tan necesarios en la mesa de los cubanos para fin de año y para el año entero, haya bajado a niveles que provocan un cuestionamiento recurrente en los hogares cubanos: ¿tendré un bistecito de puerco para celebrar la llegada del 2024?.
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