La economía cubana enfrenta un escenario complicado. A pesar de la caída del dólar y el euro – divisa extranjera – frente al peso cubano (CUP) en los últimos días, la situación económica de la isla sigue siendo precaria. Las fluctuaciones en el mercado de divisas no garantizan que esta situación se mantenga, pero lo que sí es seguro es que la economía cubana está en declive. A esto se suma la incertidumbre política internacional, especialmente con la más que probable reelección de Donald Trump en los Estados Unidos, lo que podría significar un endurecimiento de las políticas hacia Cuba, y por ende un mayor empobrecimiento económico en la isla.
La caída del dólar y el euro en Cuba
En el mercado informal cubano, el dólar y el euro han visto una caída significativa en sus valores frente al CUP.
El dólar, que se cotizaba a 340 CUP hace apenas nueve días, ahora se encuentra en 310 CUP, mientras que el euro ha pasado de 350 a 320 CUP en el mismo período.
Esta disminución, aunque moderada, ha sido influenciada por la decisión del gobierno de poner un tope de precio a seis productos básicos, una medida que, si bien busca controlar la inflación, no soluciona los problemas estructurales de la economía cubana.
El panorama agropecuario y las deudas del gobierno
Uno de los sectores más golpeados en Cuba es el agropecuario.
El gobierno debe cerca de 200 millones de pesos a los campesinos, y los niveles de producción de alimentos básicos como huevos, carne y leche están muy por debajo de las necesidades del país. Así lo dio a conocer este martes la Comisión Agroalimentaria, que analizó el informe del Ministerio de la Agricultura (Minag) y los resultados económicos obtenidos al cierre de junio de 2024. La triste misión de dar a conocer tantos y serios problemas le correspondió a Alexis Rodríguez Pérez, director general de Economía y Desarrollo Agropecuario, quien destacó las serias deficiencias en la gestión del sector agropecuario.
Esta crisis se ve agravada por la falta de combustible, la carencia de productos químicos y fertilizantes, y un pobre manejo administrativo que ha llevado a un cumplimiento deficiente de los indicadores productivos esenciales, que impide entre otras cosas la entrega puntual y suficiente de los productos de la canasta normada, agudizada por la escasez de recursos – combustible, digamos, entre otros – para moverlos de los puertos a los almacenes, y de los almacenes a las bodegas y puntos de distribución.
“Casi todos los productos de la canasta familiar hay que importarlos, y esta es la prioridad a la hora de destinar divisas para invertir”, declaró el primer ministro Manuel Marrero Cruz en palabras recogidas por el sitio digital Cubadebate, vocero oficialista del régimen.
Sin embargo, a pesar de esos peros, de la insuficiente producción nacional y la escasez de divisas para importaciones, el régimen cubano ha afirmado que mantendrá la canasta familiar normada.
Esta decisión se enfrenta a críticas, ya que el gobierno ha reconocido públicamente la falta de recursos para mantenerla . La dependencia de las importaciones ha aumentado desde 2022, y el gobierno ha tenido que priorizar el uso de divisas para asegurar al menos los productos más básicos.
Las implicaciones de las políticas de Trump
En el ámbito internacional, la posible reelección de Donald Trump podría representar un desafío mayor para Cuba.
Durante su campaña, Trump ha prometido mantener y posiblemente intensificar las sanciones contra Cuba, exigiendo cambios significativos en la política interna del país como condición para levantar el embargo.
Durante la convención republicana que actualmente tiene lugar en Milkwaukee, Jaime Florez, vocero en español de la campaña de Trump, afirmó en declaraciones al periodista cubanoamericano Mario J. Pentón, que de ganar las elecciones Trump, como tal parece que sucederá, se dedicará a «echar atrás la normalización de relaciones diplomáticas que abrió Barack Obama a cambio de nada»; y dijo que la solución definitiva a este escollo económico-político, depende de La Habana, y no de Estados Unidos.
Estas condiciones incluyen la liberación de todos los presos políticos, un paso que el régimen cubano se rehusa a dar; la convocatoria a elecciones libres con observación internacional, y el cese de la exportación de la revolución cubana.
La economía cubana se encuentra en un punto crítico, pero ninguno de sus dirigentes la siente en la mesa de su hogar como sí la sufren millones de cubanos.
La gestión económica del país requiere reformas profundas y una estrategia más eficaz para enfrentar tanto los desafíos internos como las presiones externas. Sin cambios significativos, la estabilidad económica y social de Cuba continuará siendo una aspiración lejana.
Las fluctuaciones en el mercado de divisas, la crisis en el sector agropecuario, la insuficiencia en la producción de alimentos y la incertidumbre política internacional configuran un panorama complejo para los habitantes de un país, atrapados entre el miedo y «los deseos de no destacar negativamente», para ver si logran conseguir cómo irse del país.
Para que se tenga una idea de la magnitud del fenómeno, baste decir que desde la implementación del programa de parole humanitario por parte de la Administración Biden en enero de 2023 hasta junio de 2024, más de 106,000 cubanos han sido autorizados para viajar a Estados Unidos, según la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP). En total, 106,757 cubanos recibieron aprobación, de los cuales 104,130 ya han llegado a territorio estadounidense y han obtenido libertad condicional.
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