El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece estar más cerca que nunca de anotarse un doble triunfo diplomático en medio de un panorama global convulso: por un lado, la distensión de la guerra comercial con China, y por otro, su papel clave en la reapertura de un diálogo directo entre Rusia y Ucrania. Ambos frentes han sido motivo de preocupación internacional durante años, y ahora Trump se proyecta como el líder que podría desactivarlos a la vez.
Avances en la guerra comercial con China
Después de meses de tensiones arancelarias que pusieron a temblar los mercados globales, Estados Unidos y China se encuentran inmersos en una nueva ronda de negociaciones en Ginebra. Trump sorprendió a muchos al anunciar su disposición a reducir los aranceles del 145% al 80% sobre productos chinos, lo que generó expectativas de una desescalada significativa. La parte china, encabezada por el viceprimer ministro He Lifeng, también accedió a negociar, destacando la importancia de restaurar la estabilidad comercial global.
Aunque los detalles del acuerdo aún se mantienen bajo reserva, el tono optimista de Trump en su red Truth Social no pasó desapercibido: «¡GRANDES AVANCES!», escribió.
El presidente también presionó públicamente a China para que abra su mercado a productos estadounidenses, en particular agrícolas, lo cual sería una victoria clave para su base electoral.
Pero quizás el gesto más simbólico vino en su reciente pacto con el Reino Unido, primer país en cerrar un acuerdo comercial bilateral con EE.UU. en el marco de los nuevos aranceles universales impuestos por Trump. El trato contempla la reducción de aranceles a productos británicos como acero y automóviles, a cambio de que Londres abra aún más su mercado a bienes agrícolas estadounidenses como carne de res y etanol. El propio Trump calificó el acuerdo como «tremendo» y «total y completo», durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro británico, Keir Starmer.
La guerra entre Rusia y Ucrania: hacia un posible alto el fuego
En el frente de Europa del Este, Trump vuelve a colocarse en el centro del tablero geopolítico. Tras una serie de conversaciones diplomáticas y presiones tras bambalinas, el presidente ruso Vladimir Putin propuso iniciar negociaciones directas con Ucrania este jueves 15 de mayo en Estambul, sin condiciones previas. En respuesta, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski confirmó su disposición a asistir, siempre y cuando se respete un alto el fuego efectivo desde el día anterior.
Trump saludó la iniciativa y expresó que este encuentro es «una gran oportunidad para terminar el derramamiento de sangre».
Aunque otros líderes occidentales, como Emmanuel Macron, han mostrado escepticismo, el papel de Washington ha sido determinante para acercar posturas. Zelenski, incluso, reconoció que aceptó reunirse con Putin a petición expresa del mandatario estadounidense.
El Kremlin ya había anunciado una tregua unilateral de 72 horas por el aniversario del Día de la Victoria, y aunque hubo violaciones menores, el gesto fue visto como un intento de mostrar voluntad política. Trump, por su parte, insiste en que cualquier solución debe pasar por una negociación directa, y ha advertido que Estados Unidos podría retirarse del proceso si no se ven resultados concretos.
¿Un nuevo rol para Trump en el escenario global?
En cuestión de semanas, Trump ha pasado de estar en el centro de la polémica por sus aranceles extremos a convertirse en una figura inesperadamente conciliadora. Sus movimientos recientes le han permitido anotarse una victoria diplomática con el Reino Unido, encarrilar las negociaciones con China y facilitar el inicio de un diálogo entre Kiev y Moscú.
Queda por ver si estos esfuerzos desembocarán en acuerdos duraderos. Pero lo cierto es que, en un año cargado de incertidumbre, Donald Trump ha logrado posicionarse como un actor clave en la resolución de dos de los conflictos más urgentes del momento. Su estilo directo, criticado por algunos como agresivo, podría estar rindiendo frutos donde otros fracasaron.
Con el mundo mirando hacia Estambul y Ginebra, y con los mercados esperando señales de estabilidad, Trump ha convertido la diplomacia internacional en un escenario donde su figura se agiganta. Y si logra consolidar estos avances, podría no solo frenar dos guerras, sino también marcar un punto de inflexión en su legado político.
con información de AP News.
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