No se sabe que culto a la personalidad es más ridículo: si levantar un museo dedicado a la obra de Fidel Castro en un palacete burgués del Vedado, o hacerle un comics a Nicolás Maduro.
Fidel Castro dijo no quería glorias ni homenajes después de muerto, pero el «canelato» lo reverenció con un ostentoso palacete que han disfrazado de museo.
Dicen que está dedicado no a Fidel Castro como tal, sino a preservar su vida y obra; pero en medio de tanta hambruna y crisis, con cientos tal vez miles de edificios con familias a punto de venirse abajo por falta de materiales de construcción – cemento, piedra y cabilla, más que nada – el gobierno de Díaz-Canel entregó el pasado jueves, el majestuoso inmueble.
Ocupa toda una manzana en el céntrico barrio del Vedado y tiene, en su interior, señala AFP «lámparas colgantes de cristal, alfombras, trabajos con maderas finas y sobre todo derroche de tecnología.»
Tal y cómo lo expresa la agencia, para reverenciar el aniversario de la muerte del fallecido líder «no escatimaron recursos en la obra que preservará el legado del líder cubano,» aunque, según aseguran desde las más altas instancias del país, su construcción no impactó sobremanera los recursos económicos del estado porque, el capital empleado provino de “donaciones que se recibieron de otros países”.
El palacio no fue levantado de la nada. En el sitio vivió, hace ya muchos años, una familia de banqueros catalanes.
«Enormes vitrales, arañas de cristal y puertas y escaleras talladas en maderas preciosas convierten la vieja mansión en un lujoso palacete, dotado además de la más moderna tecnología digital interactiva y wifi,» dice AFP.
La vivienda originalmente construida en el año 1894 fue sometida a una reparación general «que le devolvió todo su esplendor y valor patrimonial,» y según un funcionario de mediano rango dentro del Ministerio del Turismo que prefirió el anonimato, formará parte del llamado «circuito turístico» de La Habana.
Según el funcionario todavía se desconoce cuántos dólares costará entrar a ver «la obra de Fidel Castro», pero vía telefónica especuló en que supere los 40 dólares, algo que se adentra muy bien con la idea expresada para justificar su levantamiento
“(…) el efecto que va a tener (el centro) en la educación” es “muy grande comparativamente al valor económico,” dijo el director del centro, el historiador René González. Este incluso llevó su imaginación más allá de lo creíble y expresó que pronto los niños y jóvenes podrán «navegar» junto con Castro en el Granma.»
Castro, fallecido desde el 2016 ni siquiera podrá protestar por el «homenaje» que quedó instalado nada más y nada menos que en una de las lujosas mansiones del Vedado.
Había dicho que no quería estatuas, ni calles o parques en su honor, pero «su figura y ejemplo» era demasiado para el ego de su hermano Raúl, que olvidándose de la promesa contraída inauguró, junto al mandatario cubano Miguel Díaz-Canel, y el recién nombrado «presidente» de Venezuela, Nicolás Maduro, el único inmueble del país que lleva su nombre; pero… ¡vaya inmueble!
¡Que gran ejemplo para Nicolás Maduro!
Este, para no ser menos, y en espera de dormir el sueño eterno en un palacete similar al levantado en memoria de Fidel Castro, anda ahora de héroe de cómics, a lo Súper Mario, pero esta vez convertido en un Super Maduro.
Lo llaman “Súper Bigote”, y según puede verse en internet, este Súper Maduro es capaz de, a lo Superman, destruir hasta un cohete enviado desde la Casa Blanca.
Se trata sin dudas de otro culto a la personalidad, nacido gracias a la televisora estatal venezolana, que contrató y pagó unos dibujantes con la misión de lavar la imagen de bruto a Nicolás Maduro y convertirlo en «un héroe frente a sus rivales políticos y la debacle energética y económica en Venezuela,» explica el diario La Patilla, que señala en el final de su nota que «definitivamente, las comiquitas son el único espacio que le queda a Maduro para vender la falsa de imagen de benefactor popular.»
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