El gobierno cubano sigue intentando calmar el descontento en los barrios vulnerables de la capital, en algunos de los cuales ocurrieron las protestas, con la entrega libretas de abastecimiento y atención “material y en especies”.
Las autoridades cubanas cogieron miedo a las protestas del 11 de julio en la isla y desde hace semanas juegan a hacerse los “preocupados” por las decenas de “barrios vulnerables”, en donde han asfaltado calles, legalizado algunas casas y hasta entregan libretas de abastecimiento, con las cuales se reparten productos racionados e insuficientes a las familias.
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Como si no al parecer no conocieran que miles de cubanos viven en malas condiciones, en zonas insalubres, hacinados en solares o en casuchas con piso de tierra en todo el país, el gobierno muestra ahora su “buena voluntad” con acciones en barriadas como La Güinera -en donde la policía mató a un hombre en las protestas-, y otras.
En un reportaje del Noticiero de la Televisión Cubana, algunos funcionarios informaron a Díaz-Canel de las “transformaciones” que se hacen en estos lugares, en donde se han mostrado los dirigentes para intentar calmar los ánimos.
Reinaldo García Zapata, el gobernador de La Habana, enumeró las medidas que han tomado después de las protestas -que reprimieron con dureza- para apaciguar a los habaneros que salieron a las calles en julio, entre las cuales está entregar libretas de abastecimientos.
De esta manera, fueron entregados unos 5,028 de estos documentos a familias que no podían comprar la canasta básica normada, los productos insuficientes que reparte el gobierno a la población.
Además de dar libretas de abastecimiento, Zapata habló de la legalización de 1,404 viviendas, la oferta de 1,244 empleos a personas desvinculadas y de continuidad de estudios a 2,218 jóvenes, así como la asignación de 2,584 nuevas matrículas de círculos infantiles.
Según Canel, “no se intervienen los barrios”, pues “el delegado tiene que ser capaz de ver entre tantos problemas acumulados, porque todos no los podemos resolver. Eso se resuelve preguntando a la población. Esa es la democracia nuestra”.
Como parte de esta limpieza de cara, en agosto pasado Miguel Díaz-Canel visitó La Güinera -en la que aparentó normalidad y que el pueblo lo quiere-, como si eso borrará en los habitantes de la barriada la muerte de Diubis Laurencio Tejeda, el único muerto que admitió el régimen tras la represión por las protestas del pasado 11 de julio.
