Cubanos hacen justicia con sus manos ante incremento de robos y asaltos

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Explica un juez a Cuballama Noticias en condición de anonimato: este delito tiene una excepción, y es que una persona puede detener a otra infraganti hasta que llegue la policía, pero no investigar, salir a buscarlo, amarrarlo o golpearlo. “Ahí estaríamos hablando de ejercicio arbitrario de derecho y no compete a ningún ciudadano violar lo estipulado por la ley”.

Al cierre de 2021 la potencialidad delictiva en Cuba aumentó considerablemente, no solo por la cercanía de fechas navideñas propicias a esas prácticas, sino también por la continuada crisis económica que atraviesa el país.

Los robos y asaltos más frecuentes fueron los relacionados con motos eléctricas, asaltos callejeros e internación en viviendas, algo con lo que las fuerzas policiales cubanas dijeron mantenerse trabajando; y asimismo se apresuraron en reconocer como falsas muchas de las denuncias emitidas por ciudadanos en las redes sociales y que mostraban la violencia real en las calles del país.

“A palo limpio hay que entrarle a los que cojan”, aseguran los cultores de la típica y endémica guapería nacional. Si bien el 2021 cerró con constantes denuncias desde las redes sobre delitos y su aparente impunidad, en 2022 parece que las noticias irán del lado de los delincuentes que han molido a golpes por cogerlos “con las manos en la masa”.

Medios alternativos cubren noticias relacionadas, por ejemplo, con robos, ladrones que intentaron penetrar en una casa sin contar con que sus miembros permanecían adentro y un ratero que le arrebató miles de pesos a un anciano en plena calle, sin contar otros casos menos difundidos.

En los videos aparecidos se muestran a los culpables en medio de multitudes de vecinos (sin distanciamiento social, sin mascarillas tampoco) quienes deciden asumir la justicia por sus propias manos y tomar venganza, no solos por los daños o pérdidas materiales, sino por el costo personal que innegablemente dejan los delitos.

Si bien desde el punto de vista humano, la persona afectada por robos o asaltos siente los más oscuros designios y se encuentra en todo el derecho de verse movido por la ira y el dolor, lo establecido por la ley no respalda tales circunstancias, a menos que lo indique o exijan las condiciones de autodefensa.

“Cada uno de estos actos de justicia se realizan con cero apego a la ley. En este caso lo que se estipula es juzgar igualmente a esa persona que agrede al otro que había incurrido en un delito anterior”, cuenta una joven abogada viendo los videos que circulan estos días.

El artículo 159.1 referente al ejercicio arbitrario de derechos explica que “el que, en lugar de recurrir a la autoridad competente para ejercer un derecho que le corresponda, o razonablemente crea corresponderle, lo ejerza por sí mismo en contra de su voluntad expresa o presunta del obligado, incurre en sanción del privación de libertad de uno a tres meses, o multa hasta de cien cuotas”.

Es así que quienes aparecen en los videos golpeando a los infractores, probablemente no conozcan que se estarían delatando así mismos ante un delito registrado dentro del código penal del país, algo que, según se constató con un juez de instancia provincial no existe ninguna circunstancia que pueda atenuar la sanción para estas personas justicieras.

No obstante, explica el juez a Cuballama Noticias , este delito tiene una excepción, y es que una persona puede detener a otra infraganti hasta que llegue la policía, pero no investigar, salir a buscarlo, amarrarlo o golpearlo. “Ahí estaríamos hablando de ejercicio arbitrario de derecho y no compete a ningún ciudadano violar lo estipulado por la ley”, concluyó.

A pesar de que en medios oficiales, las autoridades hayan asegurado la devolución a sus dueños de un buen número de artículos como las motos eléctricas, por ejemplo, también es conocido que otra parte de los robos y fechorías que a diario se comenten, como el robo de celulares o el hurto en las viviendas, terminan siendo condenados a la impunidad.

Una señora de 55 años cuenta que en su viviendo penetraron en tres oportunidades. Primero robaron una bicicleta, luego una lavadora y después unos pares de zapatos que habían quedado al descubierto en el patio.

“En el segundo robo hice la denuncia y al final del día vinieron los peritos, levantaron dos huellas de olor y nosotros firmamos la declaración con varios sospechosos de aquí mismo del barrio, pero nos consta que eso quedó ahí, que la investigación nunca se llevó a cabo”.

Por esa razón muchas personas involucradas en robos a sus viviendas prefieren no levantar la denuncia para evitar el mal rato de lidiar con trámites policiales sin solución. En la realidad cubana casi ningún delito de robo o asalto termina con el final feliz que escriben en los guiones del programa televisivo Tras la Huella y muchas veces la ley solo estipula una multa como sanción. “Después siguen robando para pagar la propia multa”, infiere la señora.

En tanto la abogada agrega que “Las personas han llegado a tener ese deseo de hacer justicia porque el Estado muchas veces no lo hace y los ciudadanos necesitan que estas situaciones que hemos visto en los últimos meses terminen de una vez. Eso provoca inseguridad, mucho más en un país como Cuba, donde históricamente hemos promulgado la condición de terreno seguro y ahora mismo estamos lejos de serlo”.

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