Quién quita que Díaz-Canel vuelva a ir a La Güinera a despojarse, pero esta vez con otra Santera, porque aquella santera revolucionaria, lo que le tiró fue un muerto oscuro pa´arriba
La Casa del Caribe, entidad oficial del Ministerio de Cultura de Cuba en Santiago, ha optado por un recurso inusual para combatir las fuerzas de la naturaleza: ceremonias afrocubanas destinadas a “contrarrestar las malas energías” que, según ellos, están afectando la tranquilidad de la isla.
En un comunicado en redes sociales, la institución explicó que han realizado una «ceremonia de alimentación a la tierra» y un «rezo por el Odun Iwori Ogbe» con el fin de calmar las tormentas y mitigar desastres naturales.
El acto, encabezado por el babalawo Juan Martén Portuondo, Irete Anza, presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba en Santiago, constituye una muestra más de que los cubanos acuden a todo, con tal de explicar y sortear el maleficio que parece haberles tocado en cuotas cuantificadas en arrobas este 2024, y sobre todo, estos últimos 30 días.
La Casa del Caribe señaló que este tipo de ceremonias no solo busca calmar la furia de la naturaleza, sino también ofrecer tranquilidad a una población azotada por constantes dificultades.
En los comentarios se pueden leer cosas como estas, dichas por la estudiosa cubana Sandra Heidl:
«El mar mayor es el gobierno ese! Avisenme cuando le hagan un parte corazones!».
En los últimos días, Santiago de Cuba ha experimentado sismos, uno de ellos de 6,7 grados, que ha provocado alarma en la ciudadanía. La iniciativa religiosa fue presentada como una vía para reconectar con tradiciones afrocubanas que, en tiempos difíciles, históricamente han brindado fortaleza espiritual a los cubanos.
Calmar los espíritus, es tan viejo como la Humanidad misma. El caso de Cuba
No es la primera vez que la humanidad recurre a lo sobrenatural en momentos de desesperación.
A lo largo de los siglos, desde antiguas civilizaciones hasta las culturas modernas, la religión y los rituales han sido empleados como herramientas para enfrentar calamidades naturales.
Durante tiempos de sequía, inundaciones o terremotos, prácticas que van desde ofrendas hasta sacrificios humanos han sido intentos desesperados para apaciguar a una naturaleza que parecía hostil.
En este contexto global de creencias, Cuba revive hoy estos ritos como una forma de consuelo colectivo y de atracción de “buenas energías”, algo que, según los organizadores, es necesario para hacer frente a los eventos naturales recientes, como los terremotos que sacudieron la región oriental del país.
Es curioso ver cómo el régimen, que históricamente se ha opuesto a manifestaciones religiosas no alineadas con el oficialismo, ahora permita o se haga el de la vista gorda con estas prácticas para “calmar a la población” en medio de crisis sociales y económicas.
En un país, bajo un régimen que ha mantenido una relación tensa con la religión organizada, y que ha mantenido una postura ambivalente hacia las prácticas religiosas, especialmente aquellas no alineadas con el oficialismo, se han visto en el pasado maniobras de este tipo para ganar apoyo popular a través de la religiosidad.
Muchos recordarán como en agosto de 2021, un mes después del 11 de julio, el presidente Miguel Díaz-Canel realizó una visita nada más y nada menos que al barrio habanero de La Güinera, uno de los puntos críticos de las protestas, donde incluso participó en rituales afrocubanos liderados por la santera Iliana Macías.
tal vez quieras leer: La Güinera: Díaz-Canel busca tapar muerte tras su orden de combate
Durante este encuentro, Díaz-Canel ingresó a la vivienda de Macías, donde se llevó a cabo una ceremonia religiosa que incluía ofrendas y rezos a deidades afrocubanas, con el propósito de «contrarrestar las malas energías» de quienes intentaron derrocarle, como estrategia para reconectar con las tradiciones religiosas populares y buscar fortalecer su legitimidad en momentos únicos en seis décadas de «Revolución», de tensión social y económica.
Visto lo visto después, tal pareciera que Macías no «lo limpió» debidamente, y quién sabe si los santos la castigaron. El ritual realizado supuestamente para atraer paz, armonía o para calmar conflictos y malas energías en personas o situaciones, se transformó – al parecer, si nos guiamos por todo lo que ha sucedido después en el mandato de Canel – en un muerto oscuro.
Sea como un símbolo cultural o un método de distracción, la vuelta a estos rituales religiosos en Santiago de Cuba – y no duden que en otros lugares de la isla también se efectuen a menudo – deja en evidencia la búsqueda de la nación por soluciones, aunque estas se anclen en la espiritualidad ancestral frente a las crisis actuales.