Connecticut está experimentando un aumento significativo en el número de solicitantes de asilo que llegan desde Haití, Venezuela y Cuba; un aumento que según señala CT Insider, se debe a varios factores, entre ellos la agitación política, la inestabilidad económica y el impacto de la pandemia de COVID-19.
El diario señala que si bien Connecticut ha sido un destino para refugiados y solicitantes de asilo de varias regiones asoladas por conflictos como Afganistán y Ucrania en los últimos años, digamos que más acostumbrados al crudo invierno, durante el año pasado se registró la llegada de aproximadamente 500 solicitantes de asilo haitianos y cubanos, más bien adaptados al calor y el trópico.
Susan Schnitzer, presidenta del Instituto de Connecticut para Refugiados e Inmigrantes, cree que en el caso de los haitianos, estos llegan a EE.UU. huyendo de los continuos disturbios y las difíciles condiciones en el país; mientras que venezolanos y cubanos, arriban debido al colapso económico que viven ambas naciones.
El diario señala que el Departamento de Servicios Sociales y la oficina del gobernador Ned Lamont no proporcionaron cifras generales específicas de inmigrantes y refugiados que han llegado a Connecticut en este año, pero no deja de ser significativo que estos «500» hayan preferido ir al norte, donde quizás las condiciones climáticas sean más duras con ellos, pero el «papeleo» les sea más llevadero, visto que los trámites en la abarrotada Florida, llevan a los inmigrantes latinos de la mano y corriendo.
En estados como Masachussets, tan frío como Connecticut – o más – las cosas con los inmigrantes parecen ir mejor que en la Florida; al menos con ciertas medidas que se han tomado allí de manera reciente.
Hace poco se dio a conocer que un proyecto de ley presentado en Massachusetts, y conocido como H135/S76, tiene como objetivo proporcionar beneficios estatales a inmigrantes de bajos ingresos, incluyendo aquellos de origen cubano; y permitiría que aproximadamente 15,000 a 18,000 personas accedan a beneficios estatales de nutrición y asistencia en efectivo.
Otro estado «frío», Utah, ha implementado la Ley SB-35, que permite a profesionales inmigrantes, incluyendo cubanos, validar sus títulos profesionales y obtener licencias para trabajar en sus campos de especialización. Esta legislación es parte de un esfuerzo para abordar la demanda de residentes calificados en campos distintos a sus estudios originales.
Para aprovechar esta oportunidad, los interesados deben tener un permiso de trabajo válido en EE. UU. y participar en un censo en el sitio web del Departamento de Comercio de Utah. Varios departamentos estatales autorizarán licencias, y se planea agregar más campos en el futuro. La Ley SB-35 no solo beneficia a los profesionales inmigrantes, sino que también contribuye a la fuerza laboral y la economía del estado.
Esta legislación simplifica el proceso de obtención de licencias en Utah, lo que aborda la escasez de trabajadores calificados en áreas como la medicina y la ingeniería. Los requisitos pueden variar según el departamento y se inspira en normas previas destinadas a acreditar profesionales extranjeros en diferentes organismos.
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