El cantante urbano El Kamel dejó a todos sus seguidores suspirando de ternura con la revelación, junto a su novia Yami, del sexo de su segundo bebé. La fiesta fue un derroche de emociones, luces, fuegos artificiales y, cómo no, mucho flow cubano en Miami.
Una tarde de ensueño, vestidos de blanco y con el cielo como techo. Así celebraron El Kamel y su pareja Yami la llegada de su segundo bebé, un niño que promete sumarse al ritmo de la familia con pasos firmes… y tal vez hasta en clave de reguetón.
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La celebración tuvo lugar en un jardín de Miami, repleto de globos blancos, luces y una explosión de humo azul que no solo anunció el sexo del bebé, sino que desató gritos, abrazos y alguna que otra lagrimita de emoción.
En el centro de todo, El Kamel, cuyo nombre real es Jonathan Fermín Michel Valdés, no escondió su alegría: “Otra vez papá, esta vez de un varoncito. Ya tengo la parejita. Gracias a Dios por concederme todos mis deseos. Te amo”, escribió en sus redes, dejando ver que el hombre detrás del beat también es puro corazón.
Yami, la futura mamá, no se quedó atrás en expresividad: “Gracias Dios por mi bendición. Prometo darle a mi pequeño el mundo”, compartió con sus seguidores. En un gesto conmovedor, hizo referencia a su ángel Yankee, sugiriendo que alguien muy querido desde el más allá acompaña este momento. “El plan de Dios es perfecto”, sentenció.
Durante la fiesta, ambos posaron junto a Mirelys, la hija mayor del artista, quien nació en octubre de 2019 fruto de una relación anterior con una joven llamada Martina. Así, los tres lucieron coordinados en blanco, símbolo de nuevos comienzos, rodeados por familiares y amigos que no dejaron de aplaudir ni por un segundo.
El Kamel, conocido por su pegajoso estilo urbano y por colaboraciones que han resonado tanto en la isla como en el exilio, ha logrado consolidar una base de fans que no solo sigue su música, sino también su vida íntima. En un mundo donde los escándalos suelen ocupar los titulares, este anuncio tiene un tono distinto: el de la ternura y la familia.
