En medio de la incertidumbre que hoy atraviesan los cubanos migrantes, una nueva pregunta comienza a tomar fuerza: ¿y si el sueño americano ya no es tan soñable, y ahora lo que toca es mirar hacia Colombia?
El anuncio hecho por la canciller colombiana, Laura Sarabia, de que su gobierno estudia eximir del requisito de visado a ciudadanos chinos y de otras nacionalidades ha caído como una brisa fresca entre quienes, tras sortear mil obstáculos, se sienten estancados en un limbo migratorio. Aunque aún no se conocen los requisitos específicos ni la fecha exacta de implementación, la noticia despierta expectativas entre quienes ya no se fían del norte, pero aún guardan esperanzas de rehacer sus vidas fuera de Cuba. Si Colombia se los permite.

En palabras de Sarabia, la medida, que incluiría a ciudadanos de China, India, Haití, Irán, Pakistán y otros países, busca estimular el turismo, el comercio y la inversión. En algún momento – al parecer – se generó alguna confusión y varios medios extranjeros mencionaron en el potaje a los cubanos pero, eso sí, debemos aclarar que AUN no se ha eximido de visado a los cubanos.
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Sin embargo, el hecho de que ya esté sonando el río con esas piedras, podría significar para los cubanos algo mucho más profundo: una vía utópica de escape segura y con menos trabas burocráticas, en un momento en que muchas puertas se han cerrado. Porque si algo no se le puede prohibir a los humanos, especialmente a los cubanos es soñar. Todos recordamos ese chiste del cubano que viaja en un avión y de pronto le dicen que el avión se va a caer y el cubano expresa:
«No importa. Donde caiga. Yo me las arreglo».
Y así hemos estado durante años, especialmente en estos últimos cinco, agarrando para donde ha girado la veleta. Solo que ahora el Norte…
Si algo está claro ahora para los cubanos es que Estados Unidos ha endurecido su postura. Bajo la administración de Donald Trump, se han revocado programas clave como el parole humanitario, dejando a cientos de miles de migrantes cubanos en el aire. A esto se suma la incertidumbre que rodea al CBP One, los errores en notificaciones de deportación enviadas incluso a ciudadanos y residentes legales, y el limbo de quienes poseen un 1-220A, sin fecha de corte ni posibilidad de avanzar en su estatus.
Tal vez por eso, y ante ese panorama de saber que no podrán entrar a los EE.UU. como antes, amén de otros problemas «internos», muchos migrantes cubanos varados en México han comenzado a repensar sus opciones.
La cónsul general de Cuba en Veracruz, Elisa Martínez Martínez, ha informado, en declaraciones recogidas por el diario mexicano La Jornada, que el número de solicitudes de retorno a la isla ha crecido notablemente en los últimos meses. Según sus datos, se reciben unas seis solicitudes diarias de cubanos que prefieren volver a la isla antes que seguir expuestos a la violencia, el secuestro o la extorsión en suelo mexicano, o quedarse esperando un milagro en Estados Unidos que quizás nunca llegue.
“Desde octubre, tenemos bastantes solicitudes de retornos a Cuba, pero ante las nuevas leyes de Trump, pues han repensado su opción”, explicó la diplomática, quien además subrayó los peligros que enfrentan los migrantes en territorio mexicano, similares a los que sufren otros ciudadanos de la región. El sueño americano no solo se ha puesto cuesta arriba, sino que en muchos casos se ha tornado una pesadilla.
De ahí que la noticia de Colombia surja como una alternativa, sino real al menos atractiva para los nacidos en la isla. El país sudamericano, con una economía en recuperación y políticas de apertura en materia migratoria, podría convertirse en una nueva tierra prometida. No se trata de una panacea —Colombia tiene sus propios retos—, pero ofrece algo que para muchos es ahora oro puro: la posibilidad de entrar legalmente, sin visas imposibles, y explorar un futuro sin tener que cruzar selvas, pagar coyotes o vivir bajo la amenaza constante de la deportación. Además, cualquier país ahora mismo está mejor que Cuba y con creces.
Mientras Cuba impone desde julio la obligación de entrar solo con visa electrónica a quienes deseen regresar o visitar la isla, y Estados Unidos cierra cada vez más sus puertas a los migrantes irregulares, Colombia aparece en el mapa como un punto intermedio. Un lugar con idioma compartido, menos barreras burocráticas, y un ambiente que —al menos sobre el papel— promueve el intercambio cultural y económico.
En definitiva, el sueño americano tal como lo conocíamos ha mutado.
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Y si antes el horizonte era Miami, Houston o Nueva Jersey, hoy muchos cubanos empiezan a mirar hacia Bogotá, Medellín o Cali, aunque todavía está por ver si verdaderamente Cuba queda incluida en esa exención de visado.
No será el sueño idealizado que vendían las películas, pero quizás, para muchos, el “sueño colombiano” podría ser al menos una vida posible, digna y sin tanto miedo.