En un contexto de creciente y galopante pobreza dentro de la isla, el gobierno cubano busca influir en las elecciones locales de Estados Unidos, específicamente en Florida, donde reside una gran comunidad de emigrantes cubanos.
Un estudio reciente ha revelado que casi el 90% de la población cubana vive en extrema pobreza, evidenciando la severidad de la crisis económica y social que enfrenta la isla, pero al parecer La Habana no busca tanto mirar hacia los problemas de adentro, sino que está interesada en «resolver» los del vecino de afuera. Acostumbrados a creer que el origen de todos los males están y nacen en el vecino situado a 90 millas de sus costas, el gobierno no tiene cómo resolver la profunda crisis interna, pero hace esfuerzos por influir en la política extranjera; lo cual sin dudas resalta la desesperación del régimen por mantener su relevancia y control en un escenario internacional cada vez más crítico.
Según un informe de inteligencia de Estados Unidos, citado por el Miami Herald, Cuba ha iniciado operaciones para influir en las elecciones de 2024, apuntando a candidatos políticos hostiles al régimen de La Habana.
Esto se ha confirmado en declaraciones oficiales y reportajes que destacan las acciones de Cuba para denigrar a ciertos candidatos y fortalecer relaciones con miembros de los medios de comunicación en los Estados Unidos que comparten vistas críticas hacia los críticos del régimen cubano.
Los esfuerzos de Cuba por influir en las elecciones se perciben como intentos menores comparados con las campañas de influencia de grandes adversarios como Rusia, China e Irán, pero no dejan de ser significativos.
Representantes estadounidenses han denunciado estas acciones, señalando la ironía de un régimen que apenas puede sostenerse, intentando influir en la democracia de una superpotencia. La comunidad de Florida, conocida por su firme oposición al comunismo, se ha pronunciado enérgicamente contra cualquier forma de interferencia electoral y continúa defendiendo los valores de libertad y derechos humanos.
La interacción entre la crisis interna de Cuba y su política exterior. París 2024, un ejemplo de la crisis
La interacción entre la crisis interna de Cuba y su política exterior plantea cuestionamientos sobre la eficacia y las intenciones detrás de sus acciones en el extranjero, especialmente cuando se enfrenta a una oposición considerable tanto dentro de su territorio como en la arena internacional.
La prueba más palpable de su pobreza, si es que se necesita acaso un ejemplo para probarlo, la podemos ver en su delegación olímpica asistente a París 2024.
La delegación olímpica de Cuba para los Juegos de París 2024 es la más pequeña desde 1964, con solo 62 atletas, reflejando la crisis socioeconómica del país. Además, 21 cubanos competirán bajo otras banderas, incluyendo el equipo olímpico de refugiados, una primera vez para un medallista de oro cubano. Desde 2021, casi 500,000 cubanos han emigrado, muchos de ellos jóvenes y profesionales calificados, buscando nuevas oportunidades en el extranjero, señala The Conversation.
Históricamente, Cuba ha enviado profesionales, especialmente en salud y deportes, a trabajar en delegaciones estatales como parte de su internacionalismo. Sin embargo, la pandemia y las sanciones económicas han deteriorado esta práctica. Cuba depende ahora casi exclusivamente de Rusia para suministros, mientras que los costos y retrasos en los envíos aumentan debido a las sanciones.
A pesar de los esfuerzos de Fidel Castro para promover el deporte como un bien público desde los años 60, la actual crisis ha llevado a que destacados atletas cubanos compitan para otros países.
Esto ha debilitado el orgullo nacional en el deporte, una piedra angular de la identidad cubana. Hoy en día, muchos atletas cubanos compiten bajo otras banderas, lo que refleja la profunda crisis económica y política que enfrenta Cuba, así como el debilitamiento de su histórica solidaridad internacional.
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