Dos helicópteros MI-24 del ejército ucraniano atacaron un depósito de combustible estratégico propiedad de la compañía Rosneft, en el oblast de Belgorod, provocando un incendio, en el que sería el primer ataque militar a Rusia desde la Segunda Guerra Mundial.
La agencia estatal rusa RIA Novosti, reportó que el fuego afectó a ocho tanques de combustible de 2000 metros cúbicos cada uno, y ofreció imágenes de los trabajos de extinción del incendio.
De confirmarse un reciente reporte de bombardeo a un depósito de armas en esta región —fronteriza con el oblast ucraniano de Jarkov, una de las ciudades más duramente atacadas por la artillería rusa— con un misil Tochka-U lanzado por Ucrania, este sería entonces el segundo ataque a Belgorod.
Reportes detallan que los helicópteros burlaron la detección por radar y el fuego antiaéreo ruso con el vuelo rasante a muy baja altura del suelo, a través de unos 20 kilómetros, y lograron lanzar cohetes S-8 contra los depósitos de Rosneft.
Este ataque sí fue inmediatamente confirmado por el delegado del Kremlin Vyacheslav Gladkov al medio RBC, quien informó que dos empleados de la instalación resultaron heridos y parte de la población de la localidad debió ser evacuada ante el peligro de las llamas. Rosneft negó a la agencia Reuters la existencia de los heridos, contradiciendo directamente Gladkov, pero sin detallar mucho más.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, informó que el presidente Vladimir Putin había sido comunicado sobre el suceso y declaró que “por supuesto que esto no puede percibirse como algo que mejore las condiciones para continuar las conversaciones”, refiriéndose a las gestiones de paz entre Moscú y Kiev. Agregó que se está haciendo todo lo posible para evitar cualquier interrupción en el suministro de combustible en Belgorod.
Nikolai Shulginov, ministro de Energía de Rusia, declaró por su parte también a Reuters que estos flujos de combustible en el territorio del oblast no serán afectados, ni tampoco implicarán alzas en los precios minoristas.
Esta operación parece ser parte de una contraofensiva ucraniana que ha logrado la retirada de las fuerzas invasoras rusas apostadas el noroeste de Kiev, poniendo a la ciudad fuera del alcance de la artillería, y provocando incluso un embolsamiento de los efectivos rusos en la zona de Borodyanka.
El portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano, Oleksandr Motuzyanyk, declaró en rueda de prensa que varios pueblos, aldeas y barrios alrededor de Kiev habían sido “liberados” de los invasores.
