Thomas Raynard James es otro ciudadano afroamericano que parece haber sido injustamente condenado por el sistema de justicia de los EE.UU. James pudiera ver revocada su sentencia de cadena perpetua, aunque por ahora no se sabe si saldrá en libertad y cuándo, después de cumplir 32 años de prisión, aparentemente injustos.
Thomas Raynard James siempre ha mantenido su inocencia, pero así y todo fue condenado a cadena perpetua por la muerte de Francis McKinnon en el año 1990.
Su caso tiene mucha similitud con miles de otros casos, donde solo la declaración de un testigo, y algunas piezas convenientemente encajadas «perfilan» al culpable. Si para colmo de males el abogado defensor no sabe efectuar bien su trabajo, practicamente estás condenado, dentro del ya cada vez más cuestionado sistema de justicia dentro de los EE.UU.
Así por ejemplo le sucedió al cubano Joaquín Ciria. Un testigo adolescente, presionado por la policía, lo incriminó en un asesinato a sabiendas de que era inocente. Ciria, afortunadamente,pudo probar tras 32 años su inocencia y salió recientemente de la cárcel.
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También Thomas Raynard James parece haber sido incriminado por un testigo. También Thomas Raynard James lleva 32 años preso.
Los hechos
James, que ha estado reclamando su inocencia durante 32 años podría salir de prisión pero eso ahora, pudiera demorar un poco.
Se le acusó, y por eso está preso, de haber entrado a robar en enero de 1990, un apartamento ubicado en el 135 de la South Dixie Highway, en Coconut Grove, Miami.
Según el reporte policial, ese día, dos hombres irrumpieron por la puerta exigiendo objetos de valor a los ocupantes del inmueble. Uno de los ladrones estaba enmascarado, el otro no.
Francis McKinnon estaba dentro de su habitación cuando oyó los ruidos y las palabras en la sala. Tomó la decisión de salir de la habitación y uno de los dos ladrones, asustado por la irrupción de alguien no previsto, le disparó y le dio muerte.
El asesinato de McKinnon fue presenciado por su familia, incluida su hijastra, Dorthy Walton, quien se convirtió en la testigo estrella del estado en el juicio.
Según los informes policiales, a la policía comenzaron a llegar pistas anónimas de que los hombres responsables del robo eran Thomas Raynard James y un tipo que se hacía llamar Dog Williams.
Sin embargo, cuando la policía rastreó a James, el hombre tenía una coartada aparentemente sólida: estaba en la carcel.
Es decir: era imposible que estuviera involucrado en el asesinato.
Siete meses después del asesinato de McKinnon, la policía encontró a James. Fue arrestado por cargos no relacionados con el asesinato, pero una vez detenido, los oficiales de la policía se encargaron de incriminarlo.
Se tenía la declaración de testigos. Testigos que aseguraban que un hombre llamado Thomas Raynard James había sido uno de los dos asaltantes que dieron muerte a McKinnon.
James estaba convencido de que era un caso de identidad equivocada y pensó que era un error que se resolvería.
“La persona a la que se referían era alguien que tenía el mismo nombre que yo”, dijo James recientemente en una entrevista con Bridgette Matter de Local 10 en una prisión en Doral.
Un error que le costó 32 años de su vida
James fue identificado por fotos, según la declaración de testigos presenciales.
Cuando la policía le pidió a James siete meses después una coartada para ese día en específico, él no pudo darla. ¿Cómo iba a recordar dónde había estado ese día en específico siete meses después?
Su estancia en la cárcel, ese día, había sido breve, y no pudo ubicar su coartada de manera precisa.
Tampoco tenía un historial limpio. En su expediente obraban delitos relacionados con la droga, pero James le confesó a la policía que él no era un asesino.
Sin embargo, James fue declarado culpable de asesinato. De hecho, los fiscales barajaron la posibilidad de pedirle la pena de muerte, aunque finalmente fue condenado a cadena perpetua.
James descubre al asesino de McKinnon
Señala el portal Local10 que James «pasó las siguientes tres décadas investigando su propio caso» y que «en prisión, hizo un descubrimiento impactante: encontró a ese otro Thomas James, que se hacía llamar Tommy James.»
Desde entonces, desde la prisión, comenzó a presionar. Habló incluso con los medios; pero nada.
Una de las cosas más terribles – y todo el que ha estado preso injustamente lo sabe – es «reabrir un caso» cuando ya está cerrado. Cuando eres inocente y lo sabes. Cuando tienes incluso nuevas pistas y pruebas que pueden demostrar tu inocencia y no tienes cómo pagar un abogado.
Finalmente, en el 2021, el Proyecto de Justicia de la Oficina del Fiscal del Estado reabrió el caso de James y le fue asignada un abogado: Natlie Figgers.
Figgers dijo que la evidencia que la policía tenía para vincular a su cliente con la escena del crimen era, en el mejor de los casos, inestable. No había ningún vínculo de evidencia de ADN y las nueve huellas que se levantaron tampoco coincidían con las de él.
“Estoy 1000 por ciento seguro de que mi cliente es inocente”, dijo Figgers.
Figgers dijo también que la testigo estrella del estado, Walton, se retractó de su declaración. Finalmente, fue citada por la Fiscalía del Estado para emitir una nueva declaración.
James también tomó una prueba de polígrafo. Le preguntaron:¿Estuvo involucrado en el robo y tiroteo de Francis McKinnon de alguna manera? ¿Le disparaste a Francis McKinnon? ¿Estabas físicamente en el apartamento cuando le dispararon a Francis McKinnon? James respondió ‘no’ a esas preguntas, y no se encontró ningún engaño en el polígrafo, que no es infalible pero es tomado en cuenta como «prueba» en no pocas cortes de los EE.UU.
James dice que su libertad está cerca y que de hecho «puede olerla».
Sobre el hecho de haber estado 32 años en prisión por un crimen que no cometió, ha señalado:
“Es como vivir una pesadilla, y durante los últimos 30 años he estado tratando de despertar de ella”.
