El taxista cubano fue detenido tras ‘secuestrar’ a dos inspectores de transporte que intentaron multarlo.
En un hecho que tal pareciera es de una película de ficción mal contada, un taxista en la isla no solo se rehusó a ser multado por dos inspectores (mujeres) de transporte, sino que además las movió por toda La Habana, practicamente secuestradas – aunque sin mordaza ni amarres – hasta que tres horas después, las «liberó» de su calvario.
El hecho fue denunciado por la Dirección Provincial de Inspección de La Habana en las redes sociales.
Según su relato, la situación ocurrió mientras las inspectoras vigilaban los precios regulados del transporte en la capital.
La agencia gubernamental afirmó que los inspectores estaban «defendiendo al pueblo» al tomar medidas en contra de los precios abusivos por parte de los conductores, cuando se descubrió que el taxista, identificado como Elide Bueno Dutil, cobraba el doble del precio establecido por una ruta específica.
Los inspectores se montaron en el auto, y al escuchar la tarifa, se identificaron de inmediato y procedieron a multar al hombre, pero este tomó la drástica y fatídica decisión de secuestrarlas.
Para ello, puso su auto en marcha y las tuvo cautivas, dentro de su auto, por espacio de tres horas.
Durante ese tiempo, el taxista «las paseó» por varios municipios de La Habana en su vehículo.
Los inspectores, aclara la Dirección Provincial de Inspección de La Habana, finalmente fueron localizados gracias a la rápida respuesta de sus compañeros y la intervención de la policía.
El conductor cubano fue aprehendido y enfrentará cargos por privación ilegal de la libertad (secuestro)
La Dirección Provincial de Inspección de La Habana elogió la valentía de los inspectores y afirmó su compromiso con la protección del pueblo.
Sin embargo, algunas personas ven a los inspectores como un método represivo que no resolverá los problemas de transporte en Cuba, debido a su enfoque limitado y parcial del problema.
Aunque los inspectores pueden tener la facultad de multar por incumplimiento de disposiciones y medidas relacionadas con el transporte, su enfoque se centra en la aplicación de sanciones y controlar ciertos aspectos específicos, como el cumplimiento de los precios regulados. Sin embargo, esto no aborda los problemas estructurales y sistémicos que afectan al transporte en su conjunto, como la falta de recursos financieros, la escasez de combustible y la disminución de la capacidad de movimiento de pasajeros y cargas, reconocía en junio de este año el portal oficialista Cubasí.
El propio oficialismo más acérrimo – Cubasí lo es – indicaba en esa nota que el problema del transporte en Cuba requiere soluciones integrales y a largo plazo; y señalaba que es necesario abordar aspectos como la modernización de la flota de vehículos, la mejora de la infraestructura vial, la planificación eficiente de rutas y horarios, y la diversificación de las opciones de transporte público.
Estos desafíos no pueden resolverse únicamente a través de la aplicación de multas por parte de los inspectores a un taxista, o a cientos de ellos, tal vez miles. Se requiere, reconocía este vocero del oficialismo, una estrategia integral que involucre a diferentes actores y enfoques para lograr mejoras significativas en el sistema de transporte.
Además, algunos críticos ven a los inspectores como un método de represión más que una solución real a los problemas del transporte. Consideran que las multas y el control estricto no resolverán los problemas fundamentales y podrían generar tensiones y conflictos entre los trabajadores del transporte y las autoridades.
Por ejemplo, topar los precios en los pasajes, no tiene en cuenta que, para que ese taxista pueda ofrecer el servicio, él debe enfrentar la carestía de los precios de productos y servicios como, gomas, aceite, mecánica y otros.
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