El caso más reciente involucra a un hispano, Rodrigo Mendizabal, de 29 años, quien fue arrestado bajo el cargo de asalto con arma de fuego a una persona mayor de 65 años. Según el reporte policial, un hombre pasaba por una casa en North Miami Beach y pidió permiso para recoger algunos mangos. Le dijeron que podía tomar dos o tres, pero aparentemente tardó demasiado en irse.
El ataque fue brutal y premeditado. Mancha Pereira esperó a su víctima a la salida de la empresa Ternicolor, donde ambos trabajaban, y lo golpeó en la cabeza con un objeto metálico. Bruschini, de 41 años, cayó en coma y permaneció 131 días en terapia intensiva, hasta que finalmente falleció el 26 de junio de 2024 por las complicaciones derivadas de las heridas.
Este juicio marca un aniversario de tensión no sólo entre la juventud habanera y el Estado, sino también sobre la gestión cultural y el derecho a espacios públicos. La sentencia enviará un mensaje claro, pero el debate sobre prevención y oportunidades culturales apenas comienza.
Según reseña Local10 News, el incidente ocurrió el pasado 6 de marzo en la vivienda donde la víctima había convivido con González por aproximadamente un año. Según el informe, él la golpeó en la cara, provocándole moretones y un corte en el labio superior, y luego trató de forzarla a tener relaciones sexuales, aunque no lo logró. La víctima aprovechó que él se quedó dormido para huir del lugar.
La muerte de esta mujer de origen hispano vuelve a poner en la mira el grave problema de los atropellos con fuga en Florida, y la urgente necesidad de reforzar tanto la educación vial como las medidas de control y vigilancia en las calles de Miami. Mientras el responsable sigue prófugo, la comunidad espera respuestas, justicia y un cambio real que prevenga nuevas tragedias como esta.
Según ha quedado expuesto en las redes sociales, el presunto atacante, cuyo nombre no ha salido a la palestra pública, utilizó un arma blanca y propinó varias heridas a la oficial de la PNR; luego de su acción, fue detenido. Testigos afirman que se encontraba bajo los efectos de las bebidas alcohólicas.
Durante una audiencia en un tribunal de Hollywood especializado en casos de salud mental, un psiquiatra designado por el condado evaluó a Carwyle y determinó que no estaba mentalmente apto para ser juzgado.
A pesar de la agresión sufrida, el buen samaritano no se arrepiente de haber intervenido. "Vi que alguien necesitaba ayuda… y yo no iba a quedarme mirando", dijo con determinación. Su único deseo ahora es que se haga justicia y que el responsable de este acto violento enfrente las consecuencias legales correspondientes.