¡Le zumba el mango que uno termine en la cárcel por culpa de unos inocentes pero deliciosos mangos! Pero bueno, eso pasa a cada rato en Miami.
La temporada de mangos en el sur de Florida siempre ha sido motivo de alegría para quienes esperan con ansias ese dulce tesoro tropical. Pero este 2025, como en años anteriores, el fruto dorado está en el centro de una serie de conflictos vecinales, incidentes violentos e incluso arrestos por delitos mayores. En Miami, los mangos no solo se recogen: se disputan, se roban y, en algunos casos, se pagan con pistola en mano.
El caso más reciente involucra a un hispano, Rodrigo Mendizabal, de 29 años, quien fue arrestado bajo el cargo de asalto con arma de fuego a una persona mayor de 65 años. Según el reporte policial, un hombre pasaba por una casa en North Miami Beach y pidió permiso para recoger algunos mangos. Le dijeron que podía tomar dos o tres, pero aparentemente tardó demasiado en irse.
Entonces apareció Mendizabal, ajeno al autorizo que le dieron al hombre, y quien, en un momento que quedó captado por una cámara Ring, se bajó de su carro, desenfundó un arma y le gritó al hombre: “Te voy a disparar”. El altercado no llegó a mayores, pero el susto y la amenaza bastaron para que terminara tras las rejas.
La jueza del caso, la más que conocida Mindy S. Glazer, no pudo evitar una expresión de incredulidad, aunque no de sorpresa por lo sucedido. Y es que ir a la cárcel, por unos mangos… ¡le zumba el mango!
Ya son varios los incidentes que han saltado a los medios y redes sociales relacionados con esta fruta. Vecinos indignados han subido videos de personas que llegan con palos largos, escaleras e incluso carritos de supermercado para arrasar con los mangos ajenos. Algunos ni siquiera se molestan en preguntar: entran a los patios como si fueran parte del inventario público del vecindario. Un residente afectado lo resumió con claridad: “El árbol no da tantos mangos, y aquí en casa hay muchos niños. Los esperamos con ansias. Pero viene uno de la calle y se lleva todo”.
Este tipo de saqueos ya no es nuevo. En junio de 2023, un caso en Pompano Beach sacó a la luz cómo empleados de una empresa de servicios públicos llegaban con chalecos y cascos, tomaban mangos tras integrarse al entorno como si fueran trabajadores y cargaban camiones llenos de fruta caída. Fue un robo sistemático que terminó con la empresa suspendiendo a los involucrados y el dueño instalando cámaras y señalización visible para evitar más robos en el futuro.
Un par de años antes, también en Miami Springs, una mujer fue captada entrando por un patio trasero para robar mangos, mientras un vecino destacaba que la fruta, aunque colgase sobre la acera, seguía siendo propiedad privada, no un extracto “gratuito” para el transeúnte. Similarmente, en otra ocasión viral en redes, aparecieron hombres robando mangos desde el arcén de la autopista, atrapados en video mientras tomaban frutos directamente de árboles que daban a la vía.
Los casos más graves se remontan incluso a casi una década atrás. En 2016, una discusión por mangos en un barrio de Miami Beach involucró una acusación formal contra un vecino sospechoso de hurtar fruta del jardín ajeno. El propietario manifestó que se trataba de una “invasión reiterada” y que, en su opinión, estos envites no eran actos aislados, sino parte de un patrón violento .
Los mangos, una fruta que debería ser disfrutable y generosa, se han convertido en un activo de poder local. Pero más allá del robo, existen tensiones latentes sobre el uso de la fuerza, la percepción de bienes “comunitarios” y el espíritu de apropiación. Un vídeo compartido en Reddit se hacía viral, cuando dos individuos se aparecieron en una casa a reclamar unos mangos que les fueron robados.
man has ALL the mangoes stolen from his tree and seeks justice .
byu/quazziwazzi inPublicFreakout
Estos sucesos provocan que cada año la vigilancia aumente: cámaras, letreros, vallas, denuncias a la policía, incluso publicaciones de alerta en foros de Facebook y Nextdoor. Todo por proteger una cosecha que, en muchos hogares, representa esfuerzo, ahorro y un modo de compartir en familia.
Y mientras los conflictos crecen, también lo hace la demanda por estos frutos, que incluso están comenzando a ser usados como moneda alternativa en negocios locales. Zak the Baker en Miami acepta seis mangos por una barra de pan. En la heladería Whip ’n Dip, quince mangos bien lavados te dan una pinta de helado. Y en el bar Tomorrowland, un mango maduro se cambia por un cóctel picante.
La realidad es que, aunque parezca una broma típica del sur de Florida, y de Miami los conflictos por mangos son muy reales. Lo que empieza como una tentación tropical puede terminar en violencia, arrestos y resentimientos vecinales. Y así, una fruta que debería unir a la gente alrededor de su sabor termina teniendo el efecto contrario: dividir por la raíz.
Lo cierto es que tomar mangos de una propiedad que no es la suya es ilegal y es considerado un robo. En el condado de Miami-Dade, es una violación del código y un ladrón de frutas puede enfrentar una multa de hasta $200.
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