A principios de este mes fue noticia como más de 250 cubanos que se encontraban atrapados en Haití seguían demandando al gobierno de Miguel Díaz-Canel una evacuación humanitaria con carácter urgente.
Aunque la acción es positiva, resalta una constante en la política exterior cubana: una reacción lenta y a veces insuficiente ante las crisis que afectan a sus ciudadanos en el extranjero.
Haití, asolado por una ola de violencia sin precedentes que ha paralizado incluso las operaciones en el aeropuerto de Puerto Príncipe, se convierte en el último escenario de una crisis humanitaria que afecta a los cubanos lejos de su tierra natal.