La decisión de eliminar la exención «de minimis» y aumentar los aranceles a productos importados desde China, está teniendo un impacto significativo en el comercio electrónico y en la economía en general.
La eliminación del beneficio arancelario “de minimis” anunciado por Trump provoca el alza de precios en plataformas como Shein y Temu. Comerciantes locales temen el impacto en sus ventas y el bolsillo del ciudadano americano sufre la factura.
A partir del 25 de abril de 2025, los consumidores estadounidenses verán un aumento en los precios de productos ofrecidos por las populares plataformas de comercio electrónico Shein y Temu. Esta medida responde a la reciente decisión del presidente Donald Trump de eliminar la exención arancelaria conocida como «de minimis», que permitía la importación libre de impuestos de productos valorados en menos de 800 dólares desde China y Hong Kong.
La eliminación de esta exención, efectiva desde el 2 de mayo, implica que millones de paquetes diarios provenientes de China estarán sujetos a un arancel del 145%. Esta política busca cerrar una laguna legal que, según críticos, favorecía a minoristas extranjeros en detrimento de los comerciantes estadounidenses, indicó Axios.
Shein y Temu dan la mala noticia
Shein y Temu han comunicado a sus clientes que, debido al aumento en los costos operativos derivados de los nuevos aranceles, se verán obligados a ajustar sus precios. Ambas compañías han enfatizado su compromiso de minimizar el impacto en los consumidores, pero reconocen que los cambios en las reglas comerciales globales han afectado significativamente sus modelos de negocio, recoge AP News.
En comunicados casi idénticos publicados en sus sitios web, ambas plataformas explicaron que sus costos operativos han subido debido a los cambios en las reglas del comercio global. Aunque no se especificaron cifras exactas, la fecha del 25 de abril quedó marcada como el inicio de los ajustes de precios.
Temu, propiedad del conglomerado chino PDD Holdings, y Shein, ahora con sede en Singapur, ven así afectado su modelo de negocio basado en precios ultracompetitivos y una agresiva estrategia de publicidad con influencers. El golpe no solo será para el consumidor final, sino también para las redes sociales que se beneficiaban del gasto publicitario de estas empresas.
¿Trump en defensa del bolsillo?
Paradójicamente, Trump prometió para cuando fuera presidente de los EE.UU., aliviar el peso económico de las familias estadounidenses, pero con estas medidas, pareciera estar logrando lo contrario. El golpe al consumidor será inmediato: el aumento de precios en artículos cotidianos como ropa, accesorios, artículos de belleza, electrónicos y hasta regalos, muchos de los cuales provenían de China bajo el antiguo régimen sin aranceles.
En una reciente conferencia de prensa en la Casa Blanca, la portavoz Karoline Leavitt tuvo un intercambio tenso con un reportero de Associated Press que cuestionó el impacto de los aranceles en los consumidores. Leavitt defendió la política, argumentando que es necesaria para proteger la economía estadounidense, aunque reconoció que podría haber efectos a corto plazo en los precios al consumidor; aunque lo hizo en un tono que causó bastante controversia al referirse al reportero y a la pregunta que le hizo, recordó The Daily Beast.
La reacción de los consumidores ha sido de preocupación y frustración. Muchos sienten que las promesas de Trump de aliviar la carga económica de las familias estadounidenses no se están cumpliendo. Analistas económicos coinciden en que esta nueva ofensiva arancelaria, en lugar de impulsar la economía interna, podría empujar a Estados Unidos hacia una recesión, pues el aumento generalizado de precios en artículos de primera necesidad afectará el poder adquisitivo de millones de personas. La frustración y la sensación de traición se extiende entre quienes creyeron en el discurso económico de Trump.
Lo que comenzó como una estrategia para “proteger a los trabajadores y comerciantes americanos”, está dejando un sabor amargo entre los que, irónicamente, deberían verse beneficiados. Ni el consumidor común ni los pequeños negocios ven reflejadas las supuestas ventajas de esta política arancelaria. Todo lo contrario.
Mientras Shein y Temu intentan ajustar sus modelos, y los comerciantes locales buscan cómo no naufragar, el ciudadano estadounidense promedio paga el precio de una guerra comercial que se libra en oficinas de gobierno… pero que se siente, y muy duro, en el carrito de compras.
Comerciantes locales: “Es como si nos estuvieran sacando del negocio”
Los comerciantes locales también se están preparando para enfrentar los desafíos que se avecinan, señala Local 10News en un reporte especial. Muchos temen que el aumento de precios en productos populares pueda reducir las ventas y afectar sus ingresos. Algunos están considerando diversificar sus proveedores o ajustar sus estrategias de marketing para mantener la competitividad en el mercado.
En el sur de Florida, donde abundan las tiendas de productos de belleza, los propietarios están en modo supervivencia. En Beauty Supply 4U en Lauderdale Lakes, Zametra Taylor, especialista en pelucas, expresa su preocupación: “Está afectando todo. El 90% de lo que vendo viene de China”.
Una de sus pelucas más vendidas, la “Z Taylor”, cuesta actualmente 459.99 dólares, pero el nuevo arancel podría elevar su precio a más de 600. Y eso es solo el principio. “Esto me está enfermando”, dijo Taylor. “Los clientes no entienden por qué suben tanto los precios, y no puedo explicarlo sin perder ventas”.
Danielle Wilson, propietaria de The Best in Broward Salon and Beauty Supply, también está en alerta roja. Ella no solo vende productos, también corta, estiliza y colorea. “Estoy usando peines, agujas, adhesivo de encaje, primer… todo viene de China. Y si los precios siguen subiendo, no sé si podré seguir”.
Muchos propietarios como Taylor están recurriendo a soluciones desesperadas: “Estoy intentando mantener los precios con planes de pago y layaway. Pero si los clientes no pueden pagarlo, se van a Amazon o no compran nada”. Otros están explorando proveedores en otros países, pero todos coinciden en lo mismo: la calidad y los precios de China son todavía insuperables.
En todos los casos, el miedo es el mismo: quedarse fuera del negocio.
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