La empresa Richmeat S.A. explicó que la parada de su planta de procesamiento de productos cárnicos en la Zona Especial de Desarrollo Mariel se debió a un breve “mantenimiento planificado”.
De acuerdo con un reporte de la estatal Agencia Cubana de Noticias, directivos de la industria de capital mexicano en la isla informaron que se mantendrá la producción de unas 3.000 toneladas métricas de picadillo al mes, para la venta a la población.
Una nota de la empresa asegura que la fábrica “acometió dicho mantenimiento tecnológico integral durante cinco días, y desde inicios de marzo comenzó a operar nuevamente con normalidad’, lo que contrasta con declaraciones de obreros de la propia industria, quienes denunciaron que la producción del alimento se había detenido sin explicaciones.
Algunos trabajadores de la empresa declararon a medios independientes que los habían enviado a sus casas hasta nuevo aviso.
Asimismo, explicaron que la paralización de la planta se debía a deudas del gobierno cubano con los proveedores de la materia prima, que en principio se pagaba con la recaudación de la empresa hasta que dejaron de dar las cuentas.
El comunicado de Richmeat indica que aprovecharon el parón para obtener una certificación de la Oficina Nacional de Normalización que les permitiría comenzar a exportar sus productos, aunque su principal mercado sigue siendo Cuba.
El fabricante de los tubitos de picadillo condimentado, considerados una tabla de salvación en la mesa de los cubanos en medio de la aguda crisis que atraviesa la isla a causa de la escasez de alimentos y la elevada inflación, aseguró que su apuesta por el mercado cubano los llevo a consolidar su posición durante la etapa de la pandemia.
La nota añade que en sus inicios Richmeat S.A. proyectó una producción mensual de 300 toneladas métricas mensuales, y paulatinamente lograron multiplicar la capacidad de la planta hasta alcanzar las tres mil toneladas métricas al mes.
