Un texto aparecido en la revista cultural cubana La Jiribilla calificó de “esclavos” a los artistas cubanos que emigraron de la Isla y establecieron residencia permanente en el exilio, específicamente en la ciudad de Miami. Además, aseguró que sufrían de una “represión” que los obligaba a pronunciarse en contra de su país.
“Es en realidad lamentable comprobar la esclavitud de muchos artistas emigrados, a los cuales no los salva su talento”, detalla la nota oficialista en la que también se asegura que estos famosos deben doblegarse ante el deseo de otros para lograr continuar con sus vidas profesionales.
El texto titulado Blonde, en tiempos de guerra y que meramente utiliza a la película protagonizada por la cubana Ana de Armas como un pretexto y punto de partida para referirse a la presunta campaña mediática contra Cuba denunciada por el gobierno, habla también de represión. Explica que los artistas de origen cubano en Miami “están obligados a manifestarse contra el país por esa cantidad de abyectos que han convertido en lucrativo negocio su presunta lucha por la libertad”.
En situación similar, explica también el texto, se halla la protagonista de Blonde, contra quien aseguran se tejen mil artimañas en redes sociales. La vida de Ana de Armas, dice, ha llegado a colocarse en el mismo nivel noticioso que la muerte de la Reina de Inglaterra, y ciertamente la cubana que ya venía despuntando al estrellato definitivo en Hollywood, no ha dejado de ocupar titulares ni historias en redes sociales.
Sin embargo, ha sido la propia Ana de Armas, quien ha sorteado con altura todo comentario sobre su persona. Fue ella quien aseguró que en Cuba estaba su corazón, pero fue también ella quien aseguró haber estado consciente de que debía partir de la Isla para alcanzar el éxito que merecía. Ha sido tan grandioso el trabajo de la muchacha que no solo podría ganarse el Oscar como mejor actriz, sino que muchos asegurar que lo más valioso de la cinta es precisamente su protagónico.
Por suerte Blonde pudo ser disfruta en los cines de La Habana, las colas de cubanos se extendieron como hacía muchos años no sucedía para disfrutar de la película en la que una actriz de Cuba se convertía en el mayor símbolo sexual de la historia estadounidense. No obstante, la revista cubana insiste en que a la muchacha de Santa Cruz del Norte se le intenta incluir dentro de la guerra mediática que azota a Cuba, en la cual, aseguran, sirven de esclavos la mayoría de los artistas cubanos del exilio miamense.
