El cubano Randy Arozarena (Pinar del Río, 1995) ha dicho sin ambagues lo que cree: que es el mejor pelotero del mundo, y no le falta razón. Monstruos como el japonés Shohei Othani o el estadounidense Mike Trout no tuvieron que padecer lo que sufrió la estrella de los Tamba Bay Rays para llegar a la cúspide del béisbol, y regodearse en ello…
“Soy el mejor pelotero del mundo y no es por lo que hago dentro del campo. Es porque que soy conciente que es arriesgar mi vida en el mar en un bote a cambio de mi familia”, escribió Arozarena en su perfil de Instagram, junto a una selección de sus mejores jugadas de los últimos tiempos, desde su brillante desempeño en el Clásico Mundial, hasta su espectacular inicio de temporada en la MLB.
Y es así: ni Othani ni Trout ni un inmenso por ciento de los peloteros que triunfan en la Gran Carpa tuvieron que verse en medio del mar, no en un yate o un crucero, sino en un armatoste que ni barcaza merecía llamarse, rezando por llegar a puerto seguro, en cualquier costa, menos la de su país… Así fue para Randy, cuando en 2015 decidió irse de Cuba.
En su caso, fijó proa a Mérida, México, donde ya vivía parte de su familia. Ese país lo recibió como a un hijo, y él ha sido agradecido. En abril de 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en una jugada no exenta de populismo, le otorgó a Randy la nacionalidad mexicana, y el pinareño la defendió con creces en el reciente Clásico, donde se robó el show y hasta el equipo ideal no paró.
Desde que llegó a las Mayores mostró una calidad que los Cardinales de San Luis no supieron valorar, y lo canjearon a los Rays: con la franquicia de Tampa llegó hasta la mismísima Serie Mundial, donde perdieron ante Los Angeles Dodgers, pero fue el MVP de la Liga Americana.
Por lo pronto, le entró con ganas a la temporada 2023, y los Rays ganaron sus primeros cinco partidos, con destaque para Randy, a quien apodan el “Mariachi». En la afición ha calado su peculiar celebración, que consiste en cruzarse de brazos con gesto desafiante y relajado a la vez. Ahora le sumó una nueva: tras un largo tubey, hizo par de planchas sobre la segunda almohadilla.
Por demás, Randy regresó a Cuba en diciembre pasado, de vacaciones con su esposa colombiana, su madre y su hermano Raiko Arozarena, quien se desempeña como portero en la segunda división del fútbol estadounidense. Con la isla en el corazón, pero luchando siempre por su sueño…
