Tras el paso de Rafael, el contraste entre lo que dice el gobierno y lo que muestran los cubanos en las redes es notorio, y refleja la desconexión entre el discurso político y la realidad.
El huracán Rafael dejó una huella significativa en el occidente de Cuba donde sus secuelas han sido contundentes, especialmente en las comunidades que enfrentaron lluvias intensas, inundaciones y fuertes vientos.
Rafael derribó torres, levantó techos, provocó inundaciones, derrumbó una casa en La Habana y desconectó una vez más el sistema eléctrico nacional.
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En medio de este panorama, la prensa oficialista cubana ha reflejado un discurso cargado de optimismo y triunfalismo.
Los titulares y reportes destacaron la “preparación ejemplar” de las autoridades, la “respuesta eficaz” de los equipos de emergencia y el “compromiso” de la población ante el azote de Rafael.
Según estos medios, el país “mantuvo la calma” y “superó sin mayores contratiempos” el paso del huracán, resaltando que los sistemas de prevención funcionaron de manera “óptima”, porque las medidas tomadas les permitieron enfrentar la adversidad.
En un país que quedó a oscuras, donde no hay lo más mínimo, «se aseguró el envío de equipos médicos» para «asegurar los recursos», y se adoptaron «todas las medidas para minimizar los daños que pudiera ocasionar el evento meteorológico».
En el país donde sus pobladores no tienen ya qué comer, y dónde no hay energía para cocinar, se procedió a «la elaboración de alimentos en unidades del comercio dada la compleja situación energética».
Díaz-Canel para no ser menos, le echó ganas a sus tuits, que fueron reproducidos en sendos textos aparecidos en el Granma. Los titulares de tres de las noticias son una joya del periodismo revolucionario y comprometido cubano.
El designado reconoció que habían ocurrido «grandes afectaciones en Artemisa, Mayabeque y La Habana», y señaló que “Ya comienza un nuevo proceso de recuperación”, haciendo referencia al de Guantánamo, donde no se ha recuperado casi nada, porque muchos pobladores están sin alimentos, sin techos y sin servicio eléctrico.
Hablé con los primeros secretarios del Partido en los territorios más impactados por el huracán #Rafael, donde estaremos mañana desde primera hora para tener evaluaciones más precisas en el terreno. Ya comienza un nuevo proceso de recuperación. #UnidosXCuba pic.twitter.com/x4ePEquCQJ
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) November 7, 2024
“Cada paso a partir de este momento está orientado a la recuperación. Juntos lo haremos”. ¿Con qué? Nadie sabe. ¿Qué recuperación? Tampoco.
Esta noche, en Consejo de Defensa Nacional, evaluamos la situación del occidente del país tras el paso del huracán #Rafael.
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) November 7, 2024
Grandes afectaciones en Artemisa, Mayabeque y La Habana. Cada paso a partir de este momento está orientado a la recuperación. Juntos lo haremos. pic.twitter.com/0pozu51iLj
Por su parte, según publicó el portal oficial Cubadebate, que recogió declaraciones del ingeniero Félix Estrada, jefe del Despacho Nacional de Carga de la estatal Unión Eléctrica de Cuba (UNE) , en el país se están preparando las islas en el centro y oriente del país para restablecer el servicio eléctrico. El ingeniero reconoció que el sistema electroenergético demorará un tiempo no estimado en restablecerse completamente, sin embargo en algunos diarios oficialistas, ya se habla de que el proceso comenzó, dando a entender que los pobladores ya están recibiendo electricidad en sus casas.
La verdad es otra. Las llamadas «islas», están dando energía a unidades que ofrecen servicios vitales a la población, tales como hospitales y policlínicos, ubicados estos e bloques donde, residen algunos pobladores que, por estar conectados a este circuito reciben el servicio.
Los daño dejados por Rafael se redujeron, al parecer, a lo dicho por Díaz-Canel. A la frase de «grandes afectaciones en Artemisa, Mayabeque y La Habana», pues en ningún medio se expuso la magnitud de los daños, limitándose a mostrar lugares mojados. Y ya está.
Sin embargo, la realidad que han expuesto los internautas en redes sociales difiere notablemente. Fotografías y videos captados por ciudadanos muestran no solo las calles completamente anegadas, sino también hogares con daños estructurales severos y comunidades que luchan por recuperar la normalidad sin apoyo suficiente.
Las críticas de estos pobladores apuntan siempre a lo mismo: a la falta de recursos reales para enfrentar emergencias y a la difícil situación que enfrentan las familias que perdieron gran parte de sus pertenencias debido a las inundaciones repentinas. Si un país se desconecta con los vientos de un Categoría 3, fuerte sí, y la gente se queda sin energía para cocinar ¿de qué preparación estamos hablando?
Los comentarios más compartidos en plataformas digitales subrayan la brecha entre la narrativa oficial y las vivencias cotidianas de los cubanos.
La televisión dice que todo está bajo control, pero muchos estaban con temor a que las lluvias y la penetración del mar inundaran sus casas y lo perdieran todo. «La ‘victoria’» de la que hablan no se siente en las casas que, como la de una joven madre que debió ser evacuada junto con su bebé, quedaron están destrozadas.
El contraste entre el triunfalismo de los medios estatales y las denuncias de los ciudadanos refleja la desconexión entre el discurso político y la realidad en las calles.
Mientras la prensa oficial se esfuerza por proyectar una imagen de control y eficacia, los internautas continúan mostrando la verdad: una población que enfrenta, en soledad, los estragos de un huracán que dejó huellas profundas y que, lejos de lo anunciado, no fue simplemente un obstáculo superado.
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