Semanas después de confirmarse oficialmente la presencia de mercenarios cubanos en la «operación militar especial» de Vladimir Putin contra Ucrania, la Embajada rusa en La Habana, en su primera reacción dijo que ambos gobiernos están «en contacto» para el esclarecimiento de este escándalo.
Consultado repetidamente este miércoles por CNN, según su corresponsal, sobre por qué cientos de cubanos llegaron a luchar por Rusia en Ucrania, el embajador ruso en Cuba, Víctor Koronelli, dijo que «los órganos competentes están trabajando y están en contacto tanto del lado ruso como del lado cubano».
«No sé cuántos cubanos hay allí, no tengo la información», añadió.
Varios corresponsales de medios extranjeros acreditados en La Habana fueron convocados este miércoles para una ceremonia de donación de 650 toneladas de aceite vegetal, por un valor de 3 millones de dólares, en el marco de una serie de «regalos solidarios», que van desde trigo hasta suministros médicos, proporcionadas recientemente a Cuba por su viejo aliado. Todos los involucrados en el acto debieron imaginar que el encuentro era el propicio para escuchar las primeras declaraciones oficiales del representante ruso.
Hace una semana los mismos medios extranjeros, donde están insertados varios periodistas cubanos, fueron invitados por la cancillería local a viajar a Santa Clara, a unos 280 km al este de La Habana, para entrevistar a familiares de los presuntos mercenarios.
En Placetas, a una hora de Santa Clara, también radican los familiares de uno de los dos médicos secuestrados en Kenia, Landy Rodríguez, hace cuatro años y medio, pero que no han tenido, hasta ahora, ninguna atención mediática.
Los parientes entrevistados de los cubanos que luchan por Rusia alegaron que sus familiares fueron engañados para que se unieran al esfuerzo bélico ruso con promesas de dinero, ciudadanía rusa y que no los enviarían al frente.
Antes de la declaración del Minrex del 4 de septiembre en la que reconocía una red de reclutamiento de cubanos para involucrarse en la guerra contra Ucrania, medios establecidos en Miami y redes sociales difundieron testimonios e imágenes de dos jóvenes presuntamente reclutados desde Rusia.
Andorf Velázquez y Alex Vega, dijeron haber sido engañados para trabajar junto al ejército ruso en obras de construcción en Ucrania y que los habían enviado al frente. Pero ya en en mayo un periódico de la región rusa de Riazán reportó la presencia de varios ciudadanos cubanos en las oficinas de alistamiento que buscaban los beneficios de contratos y ciudadanía decretados por Putin.
En una segunda nota días atrás Cuba anunció el arresto de 17 personas vinculadas a una «red de tráfico que opera desde Rusia» y advirtió de severas sanciones que podrían llegar a 30 años de cárcel, cadena perpetua o hasta pena de muerte.
El 14 de septiembre, el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, ratificó en las redes sociales la «postura inequívoca» de su gobierno «contra la participación de ciudadanos cubanos en cualquier conflicto, contra el uso de mercenarios y contra la trata de personas».
Sus comentarios se produjeron después de que el embajador de Cuba en Rusia, Julio Antonio Garmendia Peña, dijera a un influyente medio ruso que su gobierno no se oponía a que los cubanos participaran en la guerra si se hacía legalmente. Este inesperado conflicto diplomático cubano hizo pensar a no pocos analistas que las horas de Garmendía en la delegación de Moscú estaban contadas
La pasada semana Rodríguez se encontró con su homólogo ruso Sergei Lavrov en Nueva York durante la Asamblea General de la ONU y no se descarta que el escándalo de los mercenarios cubanos haya sido tratado, y como efecto de ese contacto, se escucharan las declaraciones del embajador Koronelli hace unas horas.
La teleaudiencia cubana está a la espera del nuevo capítulo de los aventureros cubanos en el que seguramente pondrán a hablar a los arrestados, en medio de la indetenible ola migratoria en la isla, especialmente de jóvenes que, ante la desesperación, emigran para cualquier parte.
