Este escenario presenta un mal augurio para los planes económicos del régimen cubano, que depende en gran medida del turismo para obtener divisas frescas y mantener a flote una economía debilitada.
Esto podría tener repercusiones significativas en la economía cubana en los próximos años.
La industria turística en Cuba, una de las principales fuentes de ingresos para el país, sigue mostrando señales preocupantes de estancamiento. Según datos recientes de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), el número de turistas internacionales que visitaron la isla entre enero y julio de 2024 fue de 1.463.097, lo que representa una disminución del 1,8% en comparación con el mismo período del año anterior. Esta caída en la afluencia de turistas extranjeros plantea serias dudas sobre la capacidad del régimen cubano para alcanzar su meta de recibir 3,2 millones de visitantes internacionales en 2024.
Uno de los factores que más ha impactado negativamente en la llegada de turistas extranjeros a Cuba es la reducción de viajeros provenientes de sus mercados tradicionales, como Canadá y Europa. Aunque Canadá sigue siendo el principal emisor de turistas hacia Cuba, con 622.128 visitantes en lo que va del año, la disminución general en los arribos internacionales sugiere que el país no está logrando atraer nuevos mercados ni recuperar el volumen de turistas que tenía antes de la pandemia.
Además de la disminución en los turistas de Canadá y Europa, las visitas de cubanos residentes en el exterior, otro grupo importante dentro de las estadísticas turísticas de la isla, también han caído drásticamente.
Según los datos, entre enero y julio de 2024, solo 179.746 cubanos residentes en el extranjero visitaron la isla, un 14,4% menos que en el mismo período de 2023. Esta disminución es significativa, ya que muchos de estos visitantes suelen alojarse en casas de familiares y amigos, y no contribuyen directamente al sector hotelero.
La situación es aún más crítica cuando se compara con los años anteriores a la pandemia. En 2019, Cuba recibió 4,2 millones de turistas internacionales, y en 2018 la cifra alcanzó los 4,6 millones. Estas cifras son significativamente superiores a las actuales, lo que indica que la recuperación del sector turístico en la isla está lejos de concretarse.
El régimen cubano ha continuado apostando por la construcción de hoteles y otras infraestructuras turísticas, destinando una parte considerable del presupuesto estatal a este sector.
Sin embargo, a pesar de las millonarias inversiones en el turismo, la falta de mejoras significativas en el servicio y en la calidad de las instalaciones sigue siendo una queja común entre los pocos turistas que deciden visitar la isla.
Este enfoque ha sido ampliamente criticado, ya que se ha realizado en detrimento de sectores esenciales como la salud y la educación, que han visto una reducción en la inversión y el mantenimiento.
En contraste, otros destinos del Caribe como República Dominicana y Cancún en México están experimentando un auge en la llegada de turistas, alcanzando cifras récord. República Dominicana, por ejemplo, recibió más de seis millones de turistas internacionales en 2023, consolidándose como el líder en la industria turística de la región.
El país caribeño ha tenido un crecimiento enorme en materia turística, con incentivos nunca antes tomados y buena parte de los «nuevos visitantes», son ciudadanos rusos, que ya parecen se han desencantado de la isla comunista, a juzgar por la caída en las cifras; en buena medida por la guerra con Ucrania, en buena medida también por la poca calidad en la oferta turística cubana.
Mientras tanto, Cancún sigue siendo uno de los destinos más populares a nivel mundial, atrayendo a millones de visitantes anualmente.
Este escenario presenta un mal augurio para los planes económicos del régimen cubano, que depende en gran medida del turismo para obtener divisas frescas y mantener a flote una economía debilitada.
Con las cifras actuales de turistas extranjeros, parece poco probable que el país logre alcanzar sus metas turísticas para 2024, lo que podría tener repercusiones significativas en la economía cubana en los próximos años.
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