Un oficial de de la Patrulla de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) del Gobierno de los EE.UU. que trabaja en el Puerto de Entrada de San Ysidro, tuvo una mañana muy especial hace ya casi seis años, un mes de diciembre, cuando ayudó a una joven madre a dar a luz y de paso, salvarle la vida a ella y a su bebé en la frontera.
El hecho ocurrió el pasado 8 de diciembre de 2016. Lo que parecía ser un día normal de pronto para el oficial fronterizo J. Lott, se convirtió en una experiencia única para este agente.
Tras recibir una llamada por radio durante su turno de trabajo, acudió al lugar y descubrió a una pasajera en su auto, con síntomas de estar en labor de parto.
El agente pudo percibir que el nacimiento era inminente y fue cuando se decidió a poner en prática sus conocimientos y experiencia como técnico de emergencias médicas. Minutos después, traía un bebé al mundo.
Al hablar sobre aquel hecho, señala:
«Simplemente confié en mi formación. Sabía que si mantenía la calma, la madre, el padre y todos los que me rodeaban estarían tranquilos. Aunque en el fondo no quería fallarles», recordó.
«Me alegro de haber estado allí para ayudar. Poder asistir en algo así es absolutamente increíble, y es un recuerdo que tendré el resto de mi vida», añadió.
Según narra, la bebé no nació en condiciones normales. De hecho, venía «de pie». Es decir: venía con sus pies y caderas por delante, en lugar de la cabeza. Este tipo de situación hace que el parto sea largo, peligroso y difícil; e incluso para ginecólogos más adiestrados es motivo de preocupación y requiere un entrenamiento casi que especial.
Sin embargo, con el nacimiento de la pequeña no terminaron las preocupaciones.
«Estaba muy azul, no respiraba y no respondía», recuerda ahora el agente.
Lo primero que hizo fue limpiar el exceso de sangre de la cara de la bebé y luego, comenzó a succionar la nariz y la boca, seguido de varias compresiones en el pecho.
«Le administré compresiones torácicas, y después de unas cinco o seis veces, empezó a llorar. Yo ya estaba de rodillas, y me derrumbé. Recuerdo que me dije a mí mismo, sigue respirando, bebé, sigue respirando, por favor»
Ahora, el agente se reunió con la bebé que trajo al mundo.
Funcionarios de la Patrulla de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) junto con el Consulado de Estados Unidos en Tijuana, organizaron el encuentro entre el oficial y la pequeña el pasado viernes.
Ya al final del encuentro, el padre de la niña declaró:
«Creo que Dios puso un ángel en nuestras manos ese día, ese ángel salvó la vida de mi mujer y mi bebé».
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