La comunidad artística y cultural de Cuba se encuentra en medio de una controversia tras la exhibición de un cuadro del reconocido pintor cubano Nelson Domínguez, que representa a la cantante Daymé Arocena, como expusiéramos días anteriores. La obra, que forma parte de una colección dedicada a artistas y músicos de jazz, muestra a Arocena fusionada con un cuerpo de una gallina, lo que ha generado una ola de críticas y descontento.
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El cuadro, expuesto en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, ha sido objeto de fuertes cuestionamientos por parte de pintores, críticos de arte y activistas.
El destacado crítico de arte Hamlet Fernández expresó su molestia por la obra, argumentando que la representación de Arocena es una «animalización grosera y grotesca» de una artista que ha roto estereotipos y se ha impuesto en el mundo de la música a base de talento y coraje. Fernández cuestionó la falta de respeto hacia Arocena y la responsabilidad ética de los organizadores del evento Jazz Plaza, donde se exhibe la obra.
A pesar de las críticas y la polémica, ni el Ministerio de Cultura de Cuba ni sus funcionarios han tomado medidas para retirar el cuadro de la exposición ni han emitido disculpas públicas hacia la cantante. Tampoco Nelson Domínguez, galardonado con el Premio Nacional de las Artes Plásticas, y pintor del cuadro, ha hecho declaraciones.
Algunos han cuestionado la «inocencia» de Domínguez en su representación de la cantante, sugiriendo que podría haber un trasfondo político en la elección de su representación.
La musicóloga e historiadora Rosa Marquetti, en un artículo publicado en su blog Desmemoriados califica cómo «un caso de violencia visual» lo sucedido en el Festival Jazz Plaza 2024 con la exhibición de la dizque obra y exhorta a los dirigentes culturales cubanos abandonen su zona de confort, pidan disculpas a Daymé. Igual exhortación ha hecho a Domínguez.
Al respecto señala que «este episodio viene a sumarse a otras ofensas que Dayme Arocena debió soportar en su propio país a lo largo de su vida» y menciona a un «funcionario que, con ella (Daymé) delante, dijo a sus padres que se olvidaran, que una niña negra y gorda no llegaría a ninguna parte por muy bien que cantara».
Marquetti, además, menciona otras afrentas recibidas por Arocena – la negativa de «alguien» a legalizar un grupo de chicas músicos que ella había creado en la escuela; la negativa a que adquiriera un auto propio con dinero ganado por Daymé en las giras – entre las que destaca al «funcionario que ordenó el ciberacoso racista que debió sufrir en redes sociales, cuando, con todo el derecho que le asiste, decidió adoptar una posición política personal.»
La destacada intelectual señala que «en este desagradable incidente en el Festival Jazz Plaza 2024, la ignorancia sobre quién es Dayme Arocena, si es que existe, es responsabilidad de Nelson Domínguez», pero acto seguido aclara:
«La responsabilidad de las instituciones está en la superficialidad con que se abordó la curaduría de esa exposición, en no cuestionar una obra grosera, ofensiva y esencialmente violenta.»
Daymé Arocena, por su parte, expresó primeramente su sentir en un post lleno de belleza y reflexión. Hablando sobre su viaje como mujer latina, negra y con sobrepeso, Arocena destacó las dificultades que ha enfrentado y su lucha por ser su propio referente de belleza y amor propio. Su mensaje fue un llamado a la inspiración y la autoaceptación, resaltando la importancia de quererse y disfrutarse tal como uno es.
Arocena ha agradecido la solidaridad recibida, destacando la importancia del respeto y la representación digna en el arte.
