La reciente explosión en un depósito militar en Melones, Holguín, ha generado un clima de incertidumbre y descontento en Cuba. Las detonaciones, que comenzaron el pasado martes mientras se manipulaban municiones envejecidas, dejaron un saldo de 13 desaparecidos y más de 1,200 personas evacuadas. Entre los desaparecidos se encuentran nueve jóvenes reclutas que cumplían el Servicio Militar Obligatorio, un hecho que ha encendido las críticas hacia el sistema militar del país y su manejo de la tragedia.
Según informó el diario oficial Granma, la explosión en la provincia de Holguín se produjo debido a un incendio en uno de los almacenes de municiones. La magnitud del siniestro afectó gravemente a las zonas circundantes, dejando a varios altos funcionarios y jefes militares heridos por la onda expansiva. Entre ellos, Alexis Deiggs Gómez, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, y el general Eugenio Rabilero Aguilera, jefe del Ejército Oriental.
El «reportaje», llama la atención por su titular de epopeya y gesta, muy diferente a lo que en realidad quieren los familiares de los desaparecidos que no es otra cosa que respuestas certeras.

Un reporte (DES)informativo en el NTV habló sobre los evacuados. Y nada más.
A pesar de las declaraciones oficiales sobre las labores de rescate y control del incendio, la situación sigue siendo delicada. Las explosiones continuaron hasta el miércoles en la tarde, con temperaturas que, según datos termográficos, superaron los 300 grados. Este escenario ha dificultado el acceso a la «zona cero» y la búsqueda de los desaparecidos.
La reacción del gobierno ante la explosión ocurrida en el depósito militar de Holguín ha sido objeto de fuertes críticas por parte de los familiares de los desaparecidos, quienes denuncian una falta de acción inmediata.
«No han hecho ni el mínimo intento de buscarlos», expresó Jesús Antonio, tío de uno de los jóvenes desaparecidos, en redes sociales. La indignación también se refleja en los comentarios de otros familiares, quienes acusan a las autoridades de abandonar a los soldados a su suerte.
«Los están dejando a la suerte de Dios (…) y lo que más duele es que tuvieron el valor de arriesgarlos a todos, pero ahora nadie de ellos se quiere arriesgar por esos niños que obligaron a hacer el trabajo sucio que no les correspondía», añadió.
«Deberían unirse todos los padres, familiares cercanos y lejanos, y hacer que se cumpla, que dejen de mentir y hagan lo que tienen que hacer, que es dar la vida por tratar de salvar a los infelices que obligaron a estar allí. Yo me uno 100% y doy mi vida por la de mi sobrino y por todos los que están allí», concluyó.

“Hermano, yo también tengo un primo ahí desaparecido, y tengo la esperanza que él y todos estén con vida. Y sí, tienes toda la razón, no han hecho nada, solo decir mentiras por el noticiero. Lo único que les dicen a los familiares es que mantengan la calma», le contestó debajo en la publicación Luis Manuel Driggs.
“Mi sobrino está ahí también. El grupo de rescate y salvamento especializado en esos casos tiene que activarse y entrar. Si están vivos en ese túnel, mientras más pase el tiempo, es tiempo que les resta. Se necesitan acciones inmediatas, no para mañana», apuntó por su parte Yenisell Radoiu.
También otra internauta identificada como Yusmari Rojas, dijo tener un familiar desaparecido: su primo hermano.
«Consuelo no hay ni habrá. Ellos están ahí obligados, porque fueron obligados. Basta de mentiras. No queremos más mentiras y ahora nadie se arriesga por buscarlos. Los dejan a la suerte, con vida o sin vida. ¿Qué les importa si no es su dolor?”, escribió.
“Yo también tengo a mi primo hermano allí, entre los desaparecidos, y no hacen nada por sacarlos,» dijo por su parte Leandro Pérez Alberteriz.
¿Cómo ellos sí pudieron entrar y ahora nadie puede ir por ellos. Estoy disponible por si necesitan voluntarios?», afirmó.
Igual sentimiento al anterior expresó Arianna Suárez Gómez.
«Yo también me uno. Todos juntos podemos. Tengo ahí al primo de mi esposo y a la familia no le dan una respuesta. Solo sabemos nosotros el dolor tan grande que esto ha ocasionado», apuntó .
Taily Díaz dijo también tener un familiar desaparecido.
«Tengo a mi primo ahí y presiento que están vivos. Los están dejando morir porque no tienen valor para mandar a los descarados que los obligaron a meterse ahí. No hay palabras para explicar el dolor de cada familiar. Estamos desesperados».

De modo general todos señalan que los desaparecidos podrían estar atrapados en túneles o refugios dentro del almacén. Sin embargo, las autoridades han insinuado que no hay probabilidades de vida, argumentando que, de estar vivos, ya habrían intentado salir. Esta actitud ha profundizado la desesperación de los familiares, quienes insisten en la necesidad de activar equipos especializados de rescate.
El incidente ha puesto nuevamente bajo el foco el controvertido Servicio Militar Obligatorio en Cuba. Los nueve soldados desaparecidos eran reclutas de entre 18 y 20 años, obligados a servir en un sistema que muchos califican de precario y riesgoso. Este hecho ha despertado comparaciones con el incendio de la Base de Supertanqueros de Matanzas en 2022, donde también murieron jóvenes con poca experiencia militar.
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En redes sociales, los cubanos cuestionan por qué los reclutas son asignados a tareas de alto riesgo sin el entrenamiento adecuado.
«Los obligaron a hacer el trabajo sucio que no les correspondía», señaló un internauta. Además, se ha criticado la falta de transparencia del gobierno, que evita mencionar el tema en sus principales medios de comunicación.
A pesar de la gravedad del suceso, el gobierno cubano ha centrado su comunicación en las labores de evacuación. Más de 1,200 personas de las localidades cercanas, como Sao Nuevo y El Cerro, fueron desplazadas a lugares seguros. Las autoridades también han utilizado drones para monitorear la situación y prevenir nuevas explosiones.
El general de División Ramón Pardo Guerra, jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, calificó el evento como un «desastre de origen tecnológico» y prometió una investigación exhaustiva. Sin embargo, las familias de los desaparecidos no consideran suficiente esta declaración, exigiendo acciones concretas y una explicación clara sobre lo sucedido.
Entre los desaparecidos se encuentran Leinier Jorge Sánchez, de 18 años, y Rayme Rojas, de 20, quien estaba a solo seis meses de terminar su Servicio Militar. Las familias describen a estos jóvenes como chicos llenos de sueños que ahora se ven truncados por una tragedia que muchos consideran evitable.
«Mi primo esperaba regresar a casa y empezar una nueva vida, pero ahora solo tenemos dolor y preguntas sin respuesta», dijo un familiar.
El silencio mediático sobre los desaparecidos contrasta con el despliegue de propaganda oficial, que prioriza eventos como la «Caravana de la Victoria» en los noticieros. Esta desconexión entre las prioridades gubernamentales y el sufrimiento de las familias afectadas ha aumentado el escepticismo y la frustración entre los ciudadanos.