La llegada de magnates como Jeff Bezos y Ken Griffin agita el mercado inmobiliario, desplazando a los residentes por el aumento de los alquileres.
La reciente mudanza del fundador de Amazon, Jeff Bezos, a Miami ha causado un gran revuelo en la ciudad, exacerbando las preocupaciones sobre el ya inflado mercado inmobiliario.
No hubo un solo medio en los Estados Unidos que no cubriera «el regreso» de Bezzos a Miami, luego de tres décadas fuera de la ciudad que lo acogió, siendo un estudiante.
Y mientras algunos hasta «sueñan» con toparse con Bezos, verlo, fotografiarlo y estrecharle la mano, otros con más conciencia se preocupan.
La adquisición de propiedades lujosas por parte de Bezos y otros magnates, como Ken Griffin, ha puesto en alerta a residentes de Miami, como Camila, una cubana que llegó con la oleada del «Maleconazo» y quien afirma teme una escalada en los precios de la vivienda que podría resultar en desplazamientos masivos de la ciudad.
Créanme: los ejemplos como el de Camila no son difíciles de encontrar.
Camila, una residente local, quien vivía cómodamente en Harding y la 76, se ha visto forzada a mudarse tres veces en menos de dos años debido a los constantes aumentos en su alquiler. Ahora reside en un apartamento más pequeño en North Bay Village, reflejo de una tendencia creciente que golpea a muchos miamenses.
Igual le ha sucedido a Jorge, otro cubano, que de vivir en un apto de un cuarto ahora comparte piso con un ex colega de trabajo.
En esa misma situación están algunos de los que hoy, en Facebook Marketplace anuncian un «efficency nuevo», solución emergente que, cubanos como Briseida Martínez encontraron para poder cubrir el impuesto de la renta.
Aleida, residente en Coral Gables dice que ella nunca había visto tantos carteles en la calle anunciando «For Rent» y afirma que, no pocos «adultos mayores» que llegaron hace años a esa ciudad, han tenido que abrir un cuarto a la calle en la casa que compraron para cumplir «el sueño americano», y ponerlo a rentar.
La «fiebre» por Miami de los ultrarricos no muestra signos de disminuir, y mientras las celebridades encuentran su oasis, y Bezos dice que regresa para estar al lado de sus padres, algunos residentes luchan por mantener el techo sobre sus cabezas.
Miami se encuentra en una encrucijada, entre la bienvenida a nuevos vecinos de alto perfil y la protección de su comunidad diversa y trabajadora, clase media y emigrados, o hijos de emigrados, fundadores – junto a los judíos y jubilados – de esta ciudad.
La situación de la vivienda en Miami está marcada por una dicotomía significativa: por un lado, hay una proyección de aumento de los precios de los condominios en el centro de la ciudad, y se espera que cada unidad se venda por no menos de $750,000 para 2025, según la predicción de la Autoridad de Desarrollo del Centro.
Tres artículos consultados, escritos por el Miami New Times revelan entre otras cosas como este pronóstico es el resultado del aumento de los precios inmobiliarios y cómo se considera una señal potencial de un mercado disfuncional si las tendencias continúan.
A pesar de estas proyecciones, ha habido informes de un exceso en el mercado de condominios, con una oferta que supera la demanda, lo que genera dificultades para vender nuevas unidades y posibles caídas posteriores en los precios de reventa de condominios y de alquiler de departamentos.
La crisis inmobiliaria más amplia ha hecho que los alquileres aumenten constantemente: el alquiler promedio en Miami alcanzó los $1,768, un aumento del 2.9 por ciento a pesar de la recesión económica causada por la pandemia. La dinámica del mercado se ha visto exacerbada por un aumento en la compra de viviendas y la falta de vendedores, lo que ha creado una escasez de viviendas asequibles y ha elevado los alquileres aún más, lo que ha afectado incluso a áreas del condado históricamente con alquileres más bajos, señala el NT.
Sin embargo, este mercado de alto nivel contrasta con los esfuerzos por ofrecer opciones de vivienda más asequibles, particularmente mediante la introducción de microunidades.
Se trata de espacios habitables más pequeños, de aproximadamente 325 pies cuadrados para estudios y 550 pies cuadrados para apartamentos de un dormitorio. Proyectos como Biscayne House y Little River Plaza tienen como objetivo ofrecer viviendas asequibles sin sacrificar la calidad de vida, ofreciendo comodidades como balcones con vistas a la ciudad o la bahía y atrios exuberantes llenos de plantas. A pesar de estas iniciativas, existe una gran protesta contra los espacios habitables pequeños debido a su alto coste, concluye diciendo uno de los textos consultados.
No hay dudas que el panorama inmobiliario de Miami está plagado de desafíos; y que la situación refleja una compleja interacción de oferta y demanda, factores económicos y estrategias de desarrollo urbano.
En medio de todo eso, debo mencionarlo, hay quienes incluso «se la gastan» – no pudiendo hacerlo como quisieran – visitando lugares como el restaurante Prima Pasta, ubicado en Abbott y la 71, con la esperanza de ver otro «recién llegado a Miami»: Lionel Messi. El argentino es fanático a comer en ese restaurante, donde una comida para dos personas puede que no baje, entre taxes y propina sumados, los 80 dólares.
Larianni, otra cubana que dice estar luchando con la ansiedad de un futuro incierto en el lugar donde ha vivido una década, es fanática del Barcelona; y aunque le han subido la renta también, porque cada vez el alquiler en Miami está más caro, ella agradece infinitamente la llegada de celebridades como Lionel Messi y Sergio Busquets a la ciudad.
Eduardo, que antes se levantaba a hacer Uber a las 7am ahora lo hace a las 4.00am y termina a veces a las ocho de la noche. «Muerto en vida», dice, por teléfono, pero hace a veces hasta $200 dólares en un día.
«Espero no tener que irme de aquí, o tener que compartir mi privacidad con otra persona, como hacen en Madrid», comenta.
Yo, espero, sinceramente, solo espero que no tenga que alquilarse en una «vivienda» como esta, encontrada en el Facebook Marketplace de Miami:
