La académica cubana Alina Bárbara López Hernández, figura prominente de la disidencia intelectual en Cuba, sufrió ayer jueves una detención violenta que ha suscitado indignación y cuestionamientos sobre la conducta y humanidad de las fuerzas policiales en la isla.
La académica escribió anoche un largo post en su perfil de Facebook donde prometió ahondar en lo sucedido durante la supuesta «conversación» en la Unidad de la PNR de Playa (en Matanzas) donde fue llevada, pero dejó escapar un poco de lo acontecido ayer.
El jueves por la mañana, mientras se dirigía de Matanzas a La Habana, López Hernández fue detenida en un punto de control sin explicaciones claras ni orden judicial que justificase el procedimiento.
Según detalla en su perfil de Facebook, la académica se negó a subir a la patrulla al no conocer los motivos de su detención, situación que derivó en un violento forcejeo con tres oficiales femeninas. Durante el altercado, fue golpeada en la cara, cabeza y brazos, sufriendo lesiones significativas, incluyendo daños en la articulación del hombro.
Este trato, lejos de ser un aislado acto de exceso, se capturó en vídeo y muestra a López Hernández encerrada dentro de la patrulla, golpeando la puerta en señal de protesta, claramente agitada por la falta de oxígeno y el calor, y demandando a gritos que la llevaran a la estación de policía. El vídeo contradice profundamente la imagen que el régimen intenta proyectar de su aparato policial.
Posteriormente, fue retenida durante más de cinco horas en la estación de policía sin una acusación formal, un procedimiento legal claro, ni acceso a asistencia médica adecuada. Aunque un médico la vio, solo se le administró paracetamol, que no mitigó el dolor de sus lesiones. Eventualmente fue liberada, pero sin antes ser intimidada con una «advertencia» que se negó a firmar.
Este incidente es emblemático de un patrón más amplio de represión en Cuba, donde disidentes, periodistas y activistas son regularmente sujetos a detenciones arbitrarias y maltrato. Pone en tela de juicio además, las recurrentes afirmaciones del régimen cubano, que califica a su policía como una de las mejores y más humanas del mundo, incluso refiriéndose a sus agentes como «héroes de azul».
La situación de López Hernández es especialmente preocupante dado su perfil académico y su previa confrontación judicial por desobediencia, tras manifestarse pacíficamente en demanda de derechos civiles.
La reciente agresión a una académica de su estatura no solo desacredita la retórica oficial del gobierno cubano sobre la supuesta benevolencia de su fuerza policial, sino que también resalta la urgencia de una revisión y reforma profunda en las prácticas de las autoridades cubanas, especialmente en lo que respecta al trato de los derechos humanos y la libertad de expresión.
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