Con inflación y escasez de alimentos, las pymes serán un oasis

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¿Podrán resolver las pequeñas empresas recién aprobadas, pymes, los problemas con la distribución de alimentos en el país?

Sandra, desde La Habana, dice que le ha sido fácil resolver cosas para la casa como detergente, trapeador, balleta, etc., pero afirma que los alimentos están cada día más difíciles de conseguir.

«Casi todo en MLC, en las tiendas; los agros cada vez más paupérrimos», explica apurada mientras va rumbo a un mercado donde le dijeron había «perritos».

¿Soluciones?

Nereyda desde Las Tunas explica que allí ella ha oído que una vecina resuelve con Mercazona; una aplicación diseñada por un estudiante de Medicina en el territorio, con un claro objetivo: llevar productos del agro, alimentos, a la puerta de la casa. Productos que gestiona Mercasa, un agromercado no estatal.

Nereyda no lo ha probado, pero Lisbetty su vecina sí.

«Yo creo que la solución, puede ser esa; poner a los privados en la cadena de distribución», admite vía video chat de Facebook Nereyda, una señora que ya suma 70 años en sus espaldas.

Lis, desde Cienfuegos dice que los alimentos «están perdidos para el cubano de a pie»; y la madre de Yurien agradece que su hija, desde los EE.UU., todos los meses le envía 200 dólares.

«Con eso me alimento. De hecho pago para que los traigan a la casa», agrega.

Ninguno de ellos confía en el Estado para que le solucione sus problemas de alimentación. La realidad ha demostrado que el Estado no puede asumir la carga de toda la distribución de la mercancía y de los alimentos que demanda la población del país y ello incide en el alza de los precios de todo.

«Todo está por las nubes», manifiesta Lis, que el sábado pasado -dice entre risas – pensó que la tromba marina se la iba a llevar volando hacia el Trópico.

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Las pequeñas empresas privadas pueden gestionar parte de la demanda

Pero, ¿serán estas pequeñas empresas privadas quienes pongan en la mesa de Lis, Sandra y Nereyda los alimentos?

Numerosos testimonios en Las Tunas, hablan de cómo Mercazona “permite realizar compras en línea de productos agrícolas en la provincia, ofreciendo así la posibilidad a los lugareños de recibir en sus domicilios viandas, frutas, vegetales, condimentos y mermeladas, habitualmente ofertados por Mercasa, un agromercado no estatal del territorio“.

En Matanzas, la empresa no estatal Alelí -una mipyme (mediana empresa privada) recién aprobada- se encuentra a prueba.

Es la primera miPyme en la provincia occidental, pero dicho así no representa mucho. Se trata de una entidad que está encaminada a satisfacer -o al menos a ofrecer- servicios de venta de alimentos. Y en moneda nacional.

Recién constituida y a prueba, Alelí fue creada en el año 2020. Emplea actualmente a 24 personas, de ellas 14 son mujeres.

Lo interesante de esta, y de las Pymes y miPymes que el gobierno cubano se encuentra inscribiendo a la carrera es su evolución. Alelí, en un año, pasó de cafetería a productos de otro formato y posteriormente incorporó el comercio electrónico. Al igual que Mercazona y Mercasa en Las Tunas, cumplen con su sagrada misión de llevar alimentos hasta los hogares.

Por el momento, el esquema del servicio es reducido, pero de esta experiencia pudiera esperarse mucho. Alelí, por ejemplo, ya cuenta con tres motociclos para distribuir los alimentos por la ciudad de Matanzas.

«Serán como un oasis en medio de toda esta basura de economía», augura Jesús. «Ya no aguantamos más tanta miseria. Lo que me jode es que me temo que no puedan crecer mucho más».

En efecto. Aunque el Estado anunció la aprobación de estas pequeñas empresas, al parecer su inserción dentro del esquema empresarial tendrá cotos, y es así como han surgido las categorías: micro empresa (hasta 10 trabajadores), pequeña empresa (de 10 a 35) y mediana empresa (de 36 a 100 empleados).

Eventualmente será la demanda la que pueda regular el funcionamiento de estas pequeñas empresas particulares. Habrá que ver si crece, tanto, como para que se necesiten más de 100 empleados, para satisfacer la demanda de un pueblo que ve el dólar y el euro subir como la espuma, mientras asume, resignado, que lo engañaron con aquello de que las tiendas en MLC serían apenas las necesarias.

El USD anda a 70 CUP y por transferencia MLC a 78, mientras que el euro anda a 95. Al menos en Cienfuegos. Jesús, desde La Habana asegura que el dólar está a más, a 80.

En Guantánamo, dice Aliex, está a 76; mientras que en Granma, según Maricelys, que habló con su mamá ayer, está a 78.

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