Estas son las palabras del eterno subdirector del diario Granma vs la realidad de un equipo sin bosque: el de los Leñadores de Las Tunas
Oscar Sánchez Serra, desde su eterna posición como subdirector del Granma, nos entrega, una vez más, un análisis sobre el estado de la pelota cubana. En su reciente artículo sobre la derrota de los Leñadores de Las Tunas frente a Curazao, las palabras de Oscar parecen un eco de lo que ya sabemos: la pelota cubana está «mal parada». Sin embargo, su texto, más que arrojar luz, parece quedarse en una descripción de síntomas, mientras evita explorar las raíces profundas del problema.
En su artículo, Oscar señala que el equipo tunero enfrentó a jugadores con experiencia en Grandes Ligas y Ligas Menores, destacando las capacidades del rival y la falta de resultados de Cuba frente a ellos incluso desde 2011. Sin embargo, se limita a hablar de un partido sin profundizar en lo evidente: los jugadores cubanos compiten en condiciones que los condenan al fracaso. Es como observar un árbol seco y hablar solo de las ramas, sin mencionar la sequía que lo afecta desde hace años.
El Granma, como medio oficialista, rara vez permite cuestionamientos al sistema deportivo que ha llevado al béisbol cubano al declive. La falta de torneos competitivos, el éxodo constante de talentos y la desconexión de la pelota cubana con el béisbol profesional internacional son realidades que todos conocemos, pero que nunca aparecen en sus páginas. ¿Es un silencio impuesto o una ceguera voluntaria?
Oscar también menciona que, aunque la actuación fue desastrosa, aún hay esperanza de que los Leñadores puedan avanzar en la Serie de las Américas. Esta observación, casi resignada, es un reflejo de lo que ocurre en otros ámbitos del deporte y de la vida en Cuba: el conformismo de celebrar pequeñas victorias o consuelos mientras el sistema sigue desmoronándose.
Quizás lo más significativo de su artículo no sea lo que dice, sino lo que no se atreve a decir. En su rol de eterno subdirector, Oscar parece atrapado en la comodidad de repetir discursos que, aunque ciertos en algunos aspectos, esquivan las verdaderas preguntas. ¿Cómo llegó la pelota cubana a este punto? ¿Qué papel juega el aislamiento deportivo del país? ¿Y por qué seguimos hablando de problemas sin abordar soluciones?
Las Tunas puede no tener bosque, como señala el ideólogo deportivo Oscar Sánchez Serra, pero el béisbol cubano tampoco tiene raíces firmes. Y mientras sigamos leyendo análisis que solo rascan la superficie, seguiremos enfrentándonos a los mismos resultados: derrotas en el terreno y en las páginas de nuestra propia historia deportiva. Tal vez sea momento de que, tanto los equipos como los periodistas, empiecen a mirar más allá del marcador.
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