Cubarauis. ¿Habías oído esa palabra alguna vez? Es probable que no, aunque lo más seguro es que conozcas alguno o hayas conocido alguno.
Abdellaziz «El Cojo» y Gafari Salama, residentes en la beca de Fy3ra adscrita a la Universidad de La Habana, en los años 90, eran – o son, porque eso no puede quitárseles de encima así como así – eran Cubarauis. O sea: estudiantes sarahuíes que estudiaron en Cuba.
Del término recién se entera uno, con la publicación de un artículo en el magazine Atlas Obscura, donde se da cuenta no solo de la existencia en el Sahara de muchos de esos «Cubarauis», sino también de maestros cubanos allí. Para aquellos que aseguran que hay cubanos regados por donde quiera, sí, ¡hay cubanos hasta en el Sahara!
Una de ellas es Maelis Tamayo, profesora de física de la provincia de Granma, Cuba, quien asegura que el ambiente en los campamentos es muy diferente al Granma.
“Aquí es duro”, dice esta cubana, que dice eligió ir al Sahara, y estar feliz de estar allí.
Fue enviada por el gobierno de Cuba, quien paga su salario, y enseña en la escuela «Simón Bolívar», una escuela creada en el Sahara.
Tamayo dice con relación a los padres saharuíes que enviaron a sus hijos a estudiar a Cuba que para ellos «quedó claro que los niños eran demasiado pequeños para ser enviados a Cuba» y decidieron entonces construir la escuela.
En la Simón Bolívar se enseña en español, y se les prepara desde pequeños por si desean luego, ir a estudiar a otro país de habla hispana.
La diferencia entre ellos y sus padres es notoria. Mientras que muchos de sus progenitores se fueron para Cuba con 10 años o menos, «cada año, alrededor de 10 graduados van a la universidad en Cuba» con 18 y 19 años.
Sus padres conservan grandes recuerdos de la época en que estudiaron en Cuba e intentan transmitírselos a sus hijos, que a no dudarlo encontrarán un país completamente distinto. Especialmente ahora, en que las condiciones ecónomicas en la isla son especialmente difíciles y hasta peores que en la época del llamado Periodo Especial.
De Cuba sacaron, los Cubarauis, haber aprendido a bailar salsa (casino). Hacer arroz congrí, y jugar a la pelota; aunque no todos regresaron al Sahara.
Elena Fidian Qasmiyeh, profesora de migración y estudios de refugiados en el University College de Londres, dice que muchos de ellos, cuando terminaron de estudiar en la isla, se fueron a vivir a España, y dice que hay una gran ironía en todo esto porque «trabajan para la antigua potencia colonial común de cubanos y saharauis”: los españoles.
Según un estudio publicado en 2015, citado por Atlas Obscura, «casi 800 niños saharauis fueron a Cuba anualmente entre 1980 y 1999.»
«Muchos a menudo se fueron a otros países en busca de oportunidades más alineadas con sus títulos universitarios recién adquiridos», dice el medio.
Y parece cierto. No todos los Cubarauis se quedaron en Cuba. De hecho, algunos casados con cubanas no quisieron quedarse. Pero tampoco volvieron a los campamentos y «a la arena».
España, parece haber sido el destino, del Primer Mundo, preferido para ellos.
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