La reciente validación del proceso electoral en Venezuela por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha desatado una ola de críticas y condenas en la comunidad internacional. Entre las voces más destacadas se encuentran las de los presidentes Gabriel Boric de Chile y Luis Lacalle Pou de Uruguay, quienes han arremetido con fuerza contra lo que consideran un fraude electoral organizado y avalado por el régimen de Nicolás Maduro.
El 22 de agosto de 2024, el TSJ de Venezuela ratificó los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio, otorgando la victoria a Nicolás Maduro. Esta decisión ha sido ampliamente señalada como fraudulenta tanto dentro como fuera del país. Gabriel Boric, uno de los pocos líderes de izquierda en América Latina que ha denunciado abiertamente esta situación, no escatimó en palabras para expresar su rechazo.
En una publicación en su cuenta de X (anteriormente conocida como Twitter), Boric fue contundente al señalar que «el TSJ de Venezuela termina de consolidar el fraude. El régimen de Maduro obviamente acoge con entusiasmo su sentencia, que estará signada por la infamia».
En su mensaje, el mandatario chileno dejó en claro que para él, no hay duda de que Venezuela está bajo una dictadura que «falsea elecciones, reprime al que piensa distinto y es indiferente ante el exilio más grande del mundo, solo comparable con el de Siria, producto de una guerra».
Boric, quien ha demostrado una postura firme en defensa de los derechos humanos y la democracia en la región, expresó también su solidaridad con el pueblo venezolano, a quien considera víctima de un régimen opresivo.
«He visto a los ojos a miles de venezolanos que claman democracia para su patria y que hoy reciben un nuevo portazo. Chile no reconoce este falso triunfo autoproclamado de Maduro y compañía», afirmó Boric en su mensaje, dejando claro que su gobierno no aceptará los resultados de un proceso que considera viciado y fraudulento.
El presidente chileno, además, hizo un llamado a la construcción de una izquierda continental que sea verdaderamente democrática y que respete los derechos humanos, independientemente del color político.
«La dictadura de Venezuela no es la izquierda. Es posible y necesaria una izquierda continental profundamente democrática y que respete los derechos humanos, sin importar el color de quien los vulnere», aseguró Boric, enfatizando la necesidad de un progresismo que busque mejorar las condiciones de vida de su pueblo, priorizando la comunidad sobre el individualismo y el encuentro por sobre la polarización.
Por su parte, el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, también se sumó a las críticas contra el régimen de Maduro. En una declaración similar a la de Boric, Lacalle Pou señaló que «el régimen de Maduro confirma lo que la comunidad internacional viene denunciando: el fraude. Una dictadura que cierra todas las puertas a una vida institucional y democrática de su pueblo».
El mandatario uruguayo fue enfático en su postura de no permanecer en silencio ante lo que considera una violación flagrante de los principios democráticos. «No debemos callar ni cesar en defensa de la causa venezolana», subrayó Lacalle Pou en su mensaje.
Su similar de Paraguay, Santiago Peña, también fue enfático en sus declaraciones condenando lo que a todas luces como un Golpe de Estado mediante elecciones fraudulentas.
El fallo del TSJ de Venezuela ha sido criticado no solo por líderes de América Latina, sino también por diversos organismos internacionales y gobiernos de otros continentes. La Misión de Determinación de los Hechos de Venezuela, parte del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, alertó previamente sobre la «falta de independencia e imparcialidad» tanto del TSJ como del Consejo Nacional Electoral (CNE), entidades controladas por el chavismo que, según muchos, han jugado un papel clave en la manipulación de los resultados electorales.
A diferencia de otros líderes de izquierda en la región, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el mexicano Andrés Manuel López Obrador y el colombiano Gustavo Petro, quienes han mantenido posturas más moderadas respecto a la situación en Venezuela, Boric y Lacalle Pou han sido directos en su condena.
Mientras que Lula, López Obrador y Petro han solicitado que se presenten las actas de la votación para esclarecer los resultados, ni ellos ni otros gobiernos de la región han emitido pronunciamientos tan firmes como los de Chile y Uruguay.
Solo contados gobiernos de la región, como los de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Honduras, han dado por válida la victoria de Maduro, lo que pone de relieve el aislamiento creciente del régimen venezolano en el contexto internacional.
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