Investigadores en la Florida confirmaron, gracias al trabajo con las muestras de ADN, que una adolescente de 17 años que desapareció en 1980 fue víctima de un asesino en serie que ahora cumple cadena perpetua en California.
Los investigadores del alguacil del condado de Hernando dijeron el miércoles que identificaron los restos de Theresa Caroline Fillingim como el tercero de cuatro cuerpos desenterrados en un depósito de chatarra al norte de Tampa, Florida en 1981.
Un informante llevó a los investigadores al depósito de chatarra en ese entonces, luego de la publicidad del juicio por el asesinato de Billy Mansfield Jr. en California.
Se necesitó un laboratorio de Virginia que utilizó nueva tecnología para crear un perfil que ayudó a identificar a la adolescente desaparecida a través de una coincidencia del ADN de su hermana. La cuarta víctima aún no ha sido identificada, pero se trabaja en ello.
El trabajo con el ADN ha evolucionado de manera notable en los últimos años. Tanto así que, muestras analizadas hace diez y veinte años, con las técnicas de entonces, y que no pudieron ser concluyentes para esclarecer un crimen o identificar un cadáver, están siendo reanalizadas de nuevo.
En estos momentos existen varios laboratorios en el país que, a partir de una muestra de ADN, logran construir un perfil incluso «cruzándolo» con familiares no directos.
Se han logrado esclarecer así casos a partir del valor aportado por otras muestras aparecidas en otras bases de datos.
Recientemente, un crimen cometido en Texas y que involucraba a una pareja residente en la Florida, pudo ser esclarecido décadas después, a partir del trabajo hecho en un laboratorio que utilizó un nuevo sistema de análisis de las muestras de ADN. La investigación permitió de paso encontrar ¡viva! a la hija de la pareja, la cual se presumía desaparecida desde hacía ya 40 años.
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