El Hombre de Hierro cubano continua provocando carcajadas redes sociales. Esta vez, hizo méritos para aparecer próximamente en Escriba y Lea.
El autoproclamado “Hombre de Hierro Cubano”, cuyo verdadero nombre es Lino Tomassén, volvió a hacer de las suyas en redes sociales, y esta vez no fue por una hazaña atlética ni por levantar una nevera con la ceja izquierda, ni por darse en la cabeza con la mandarria de Thor (aunque parece que sí). No. Fue por invocar sin querer, y con tremendo tumbao, una nueva epopeya literaria: La Iliana de omero.
En una de sus más recientes publicaciones en Facebook, este «influencer», que más allá de sus actitudes altruistas que muchos ponen en tela de juicio, ha demostrado que no tiene muy claras sus ideas de cómo es que debe uno proyectarse socialmente, aseguró que dondequiera que los “jóvenes me Ben” se sientan a su lado, quedan atrapados por sus historias que “parecen sacadas de la lliana de omero”. Así, sin anestesia. Sin tilde. Sin la H, en mínusculas el «omero». Sin dignidad ortográfica. Ni literaria.
Como era de esperar, los comentarios empezaron a surgir rápidamente. Las redes están en llamas y no por un incendio forestal, sino por este incendio cultural.
El primero en encender la chispa fue Yanizorro De la Vega, un memero cubano, quien preguntó con absoluta seriedad: “¿Iliana la de Omero es la mujer o la suegra?” A partir de ahí, se desató el Apocalipsis literario.
Cientos de usuarios se sumaron con teorías dignas de una tesis de la Universidad de la Calle. Que si Iliana es la que vende cigarros sueltos, que si Ben es Ben 10 y fue quien le llevó a Akiles (sí, con K) un paquete de espaguetis, que si Espartaco y Hércules estaban en el grupo de WhatsApp de la Ilíada…
Y mientras tanto, en algún rincón del Olimpo, Homero se revuelca con furia… y no hablamos del de los Simpson, aunque ese también estaría perplejo.
Los más críticos no solo atacaron la ortografía, sino el guion en general. “¿Qué hace Hércules en la Ilíada?”, preguntó uno. Otro aportó una línea memorable: “Este hombre será de hierro, pero su cerebro es de espuma de afeitar”.
Lo cierto es que más allá del mejunje que se formó, no hay modo en que Iliada se confunda con Iliana. La N y la D, ni siquiera están cerca en los teclados; y en los correctores automáticos, «Ilíada» aparece.
En resumen: el post fue una clase abierta de literatura, ortografía y delirio mitológico. Y como dijo una comentarista: “Que venga Zeus y que se lo lleve, porque esto ya no tiene perdón de los dioses”.
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