El semanario Adelante de la provincia de Camagüey, abordaba recientemente y de manera casi simultánea al momento en que el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel “reflexionaba” sobre la erradicación de la pobreza en el mundo, sobre las «iniciativas» en el territorio para enfrentar los problemas de alimentación, que junto a la falta de fluído eléctrico son – o parecen ser – las dos mayores preocupaciones que existen en ese territorio y/o en toda Cuba. Allí, en la Tierra del Mayor, la «resistencia creativa» los ha llevado a cocinar las ya famosas «caldosas colectivas».
Se desconoce si el origen de estas caldosas colectivas ha nacido del pasado 28 de septiembre, cuando el Coordinador General de los CDR, Gerardo Hernández Nordelo, estuvo por ese territorio celebrando, justo tras el paso del huracán Ian, y en medio de una isla desconectada del Sistema Energético Nacional, caldosas hechas para festejar un aniversario más de los Comité de Defensa de la Revolución.
Se desconoce también cuáles son los ingredientes de la caldosa, que se vende al más que módico precio – ¡bastara más! dadas las actuales circunstancias actuales – de cinco pesos moneda nacional. Se desconoce, incluso, qué carne lleva dentro. Y si la lleva.
Lo que sí parece estar claro es que se aspira, o aspiran en Camagüey, a que la caldosa colectiva apacigüe los ánimos irredentos de ese territorio, uno de los territorios más «belicosos», en armas y en pensamiento, durante los últimos 40 años del Siglo XIX, en plenas guerras de independencia en Cuba.
Si se trata o no de una estrategia para calmar las protestas por el hambre, lo sabrán quiénes pusieron en marcha la iniciativa, pero en las imágenes difundidas por el telecentro oficialista local, se aprecia como algunos vecinos del edificio se agrupan frente a la caldosa y hacen hasta una cola con algún recipiente en mano, para poder adquirir el alimento.
Díaz-Canel “reflexiona” sobre la erradicación de la pobreza en el mundo
Paralelo a eso, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel “reflexionaba” en su cuenta de Twitter, sobre la erradicación de la pobreza en el mundo, en el que expresaba:
“La erradicación de la pobreza, uno de los objetivos más nobles de #ONU, seguirá siendo solo una aspiración, mientras imperen la injusticia global, las guerras, los bloqueos y el saqueo impuesto por el capitalismo dominante”.
Díaz-Canel no hizo mención a sus «gobernados» en Cuba, especialmente aquellos que viven en la provincia de Pinar del Río, donde el huracán Ian dejó a cientos de familias en la más evidente zozobra. Sin techos, sin casas, sin corriente eléctrica, sin agua, sin nada qué comer.
Los internautas, es obvio, no le dejaron pasar la alusión, y con comentarios y fotos le recordaron al gobernante cubano la realidad que se vive en la isla.
Incluso, desde Venezuela, respondieron:
“Qué arrecho son estos iguales que aquí el de Venezuela tienen a sus países en la miseria y son ellos los paladines de los pobres, no me jodas”.
Otros opinaron así:
Para que se tenga en cuenta la mala situación económica que enfrenta la isla, sin tener que recurrir a algo tan «objetivo-subjetivo» como las caldosas colectivas para alimentar a decenas de familias en un edificio, en varios edificios, en toda una provincia, basta señalar que en marzo de este año, el reconocido economista Steve Hanke, publicó el Índice Anual de Miseria de Hanke (Hami, por sus siglas en inglés) donde, en un listado de 156 países clasificados por su bienestar económico, Cuba se ubicó en uno de los peores lugares.
En el informe se justifica el lugar de Cuba «por una inflación anual vertiginosa de 1 221,8 por ciento. Ese nivel de inflación no fue sorprendente, dada la devaluación del peso cubano en un 95 por ciento durante 2021… las devaluaciones de la moneda conducen a un aumento de las tasas de inflación”.
La solución que otros miles de cubanos han encontrado no es la de cocinar caldosas colectivas, sino la de largarse del país. Según cifras oficiales, tan solo en el año fiscal 2021, cerca de 200 mil cubanos cruzaron hacia territorio de los EE.UU. buscando escapar de la miseria en la isla. La inmensa mayoría ni siquiera buscaba riqueza. Buscaban qué comer, poder vestir, tener medicinas y algo tan sencillo como corriente eléctrica.
Otros aspiran aún a poder encontrar – quién sabe si conocer – un abuelo español, para hacerse ciudadano de la llamada Madre Patria, y largarse de la patria que los vió nacer.
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