La historia de violación denunciada por Ilena Brooks resulta la primera realizada en contra del trovador cubano Fernando Bécquer, quien luego de que se hiciera conocida una investigación publicada en un medio alternativo cubano, quedó al descubierto con un historial de abusos y ultrajes sexuales, cuyo antecedente data más de una década atrás.
Según contó Ilena Brooks a Tremenda Nota, todavía guarda en su memoria la triste noche en la cual Bécquer consiguió transformarla en su víctima.
La mujer relató que llevaba una blusa con rayas blancas y azules, combinada con una saya también blanca y que habían llegado a un apartamento en el Vedado, cerca de la Casona de Línea, donde Bécquer mantenía una peña.
El apartamento era un lugar sombrío, lúgubre y hasta tenebroso, había un altar con santos de la religión yoruba a donde se dirigió el cantante e inició una especie de conversación con los santos, los cuales, según dijo a la entonces joven de 16 años, les tenían noticias y encomiendas relacionadas con ella.
Antes el trovador le había contado que debía realizarle una limpieza pues había algo malo rondándola, un tipo de espíritu que no permitía dejarla avanzar en su camino. Todo aquello resultaba desconocido para la muchacha ingenua de 16 años, cuyos traumas adolescentes y falta de autoestima todavía la acompañaban y la hacían una presa fácil.
Fue así que Fernando Bécquer le hizo creer que los santos habían dispuesto un encuentro sexual entre ellos.
“La gente que no ha vivido ese trauma pensaría que una diría: No, no, quítate. Y una se va corriendo del lugar, pero en realidad lo que una hace más bien es ceder y dejar que se termine. Una sabe que eso que está pasando está mal, lo que le están haciendo está mal”, confiesa la víctima a Tremenda Nota.
Ilena Brooks llegó por alguna razón al cuarto y antes de darse cuenta tenía a Becquer encima, con su aliento a tabaco molestándola.
“Él me daba mucho asco”, admite. Tenía los ojos cerrados, y estaba muy asustada cuando sin mencionar palabra, ni emitir otro gesto, el trovador la penetró sin protección. Llevaba casi toda la ropa puesta y recuerda que le dolió mucho, había tenido una relación anterior, pero aquí, obviamente, no estaba excitada y eso propicia el malestar.
“Cuando salí de ahí estuve todo el camino llorando, en shock. No sabía si había hecho bien. Una no es estúpida, una sabe que algo pasó, pero no logré conocer las implicaciones hasta que crecí y tuve una hija. Una sabe que ella está expuesta a que le pasen este tipo de cosas y hay que enseñarla desde chiquita muy bien para que sepa”, comenta la mujer.
Luego de eso, asegura que siguió viendo al trovador y que hasta conversaban en ocasiones en que él la abordaba y ella le aseguraba que todo iba bien, que tenía pareja y montaba cualquier excusa para alejarse de inmediato.
Con ese y muchos otros traumas vivió por muchos años hasta ahora que decidió plantar la denuncia más grave desde que se abrió la caja de Pandora en contra del trovador y sus delitos sexuales que, a pesar de los años trascurridos, aún mantienen vigencia a la luz del código penal, confirmó un especialista a Tremenda Nota.