Desde Mayarí, Holguín, Cuba, denuncian la muerte brutal de una pequeña gata que arrojaron desde un 3er piso. El animal, aún herido, fue arrojada a unos perros para que terminaran de matarla.
En Mayarí, Holguín, la crueldad animal volvió a estremecer a la comunidad tras la denuncia de una joven que relató, entre lágrimas, cómo su gata fue asesinada de la manera más atroz que pueda imaginarse. Según contó en redes sociales, el pequeño animal, que apenas era una cría, salió accidentalmente de su apartamento en un quinto piso luego de que su abuela, sin percatarse, dejara la puerta abierta. La gatita, desorientada, terminó entrando en el apartamento de una vecina en el tercer piso.
Lo que pudo haberse solucionado con un simple gesto de compasión terminó en horror: la mujer, lejos de devolver el animal o dejarlo en el pasillo, lo lanzó sin piedad desde el balcón al vacío. Como si no bastara, testigos aseguran que, aún herida, la gatita intentó levantarse, tambaleándose. Fue entonces cuando otros dos individuos soltaron un perro sobre ella y luego la remataron a palos.
«Me la reventaron. Mi gata orinó sangre», denunció la joven, asegurando que al llegar a su casa encontró a los agresores limpiando la entrada de su apartamento y riéndose, como si el acto de violencia hubiera sido motivo de burla. Peor aún, al encararlos, negaron lo sucedido y trataron de confundirla diciendo que era «un gato barcino» y que lo habían tirado «para el malecón». Sin embargo, otros vecinos le indicaron que buscara en el latón de basura.
“Siempre he dicho que quien mata a un animalito, mata a una persona», escribió la joven en su publicación, reflejando un sentimiento que cada vez es más compartido en Cuba, donde la violencia contra los animales no solo es frecuente, sino que sigue impune.

En los comentarios de la publicación, que se volvió viral inmediatamente, con más de 1,500 compartidos en menos de 24 hrs, los internautas colaboraron para identificar a la principal asesina. Así que además de su rostro, quedó expuesto su nombre y su perfil en redes sociales.

La organización Bienestar Animal Cuba (BAC) en Holguín denunció públicamente el crimen y pidió no reaccionar con emojis de tristeza o enojo en las redes para no afectar el alcance de la denuncia.
En su mensaje, describieron el sufrimiento de la gatica tras ser lanzada desde un tercer piso y luego atacada con un perro, mientras sus agresores se reían. BAC advirtió que hechos como este son parte de una cadena creciente de maltratos en Cuba y exigió a las autoridades que no dejen impune a los responsables. «No podemos callar. Exigimos justicia», concluyeron.
La violencia contra los animales, una epidemia que no cesa
El caso de la gata en Mayarí se suma a una larga lista de denuncias recientes. Apenas días antes, animalistas en la isla habían reportado el asesinato de un perro callejero, conocido y querido por vecinos de un barrio habanero.
Una conversación publicada en redes sociales, da cuenta cómo ocurrió el hecho.

En ambos casos, la falta de acción por parte de las autoridades ha indignado aún más a una población que ve cómo las leyes de protección animal, en teoría vigentes desde 2021, quedan en el papel mientras en la práctica reina la impunidad.
«No hay fiscalía que recoja una denuncia, ni policía que investigue. Hay un Decreto de Bienestar Animal que nadie respeta», comentó para Cuballama Noticias una activista animalista consultada para este reportaje.
Su declaración está acorde con otros sentimientos expresados en la publicación referida al asesinato de la gata en Mayarí, donde muchos usuarios reaccionaron con furia e impotencia.
«¡Qué horror! ¡Malditos desgraciados!», escribió una usuaria, mientras otros lamentaban que en Cuba actos de este tipo quedaran sin castigo.
«Esos asesinos deberían pagar por lo que hicieron, pero aquí todo queda impune», dijo otra persona. Varios coincidieron en que “quien es capaz de hacerle eso a un animalito, puede hacer algo peor a un ser humano”.
La venta de cotorras protegidas, otro síntoma del mismo abandono
Mientras la crueldad se multiplica, el tráfico ilegal de fauna sigue campando a sus anchas en Cuba. Las cotorras cubanas, una especie protegida, son vendidas en portales clandestinos, en ferias improvisadas e incluso en plazas públicas, sin que ninguna autoridad intervenga.
«Se venden como si fueran muñecos de peluche», denunció un usuario en redes sociales. A pesar de que el comercio de estas aves está prohibido y penado, los vendedores operan a la vista de todos, amparados en la inacción gubernamental y en la desesperación de una crisis económica que todo lo justifica.
Cada cotorra arrancada de su hábitat no solo representa un delito ecológico, sino también un reflejo más de la desconexión entre las leyes y la realidad cubana.
Un país donde ser compasivo parece un acto de heroísmo
La historia de la gata de Mayarí, del perro asesinado en La Habana y de las cotorras vendidas como mercancía pone en evidencia una verdad dolorosa: en Cuba, la vida animal vale poco o nada para quienes deberían protegerla.
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