El actor cubano Daniel Romero, conocido sobre todo por interpretar en el cine cubano a los próceres José Martí (en su adolescencia) y a Ignacio Agramonte en respectivamente en las cintas José Martí. El ojo del canario y El Mayor, declaró que los sucesos del 27N y del 11J fueron decisivos para decidir emigrar definitivamente de Cuba, durante una entrevista en el espacio online Derecho a réplica que conduce el director Ian Padrón.
Daniel Romero y la actriz Claudia Tomás, su esposa, conocida por encarnar a la camagüeyana Amalia Simoni en la propia película sobre la vida de Agramonte, llegaron a Miami hace alrededor de una semana, vía México. “Esta es mi sexta vez acá en los Estados Unidos. Había estado en otras ocasiones”, comentó el actor. “Y siempre es un país que tiene su encanto, como cada país tiene su encanto. Siempre me ha gustado mucho en el transcurso de estos años y Miami, en lo particular, me gusta mucho. Me gusta su clima, las amistades que tengo acá. Mi familia y las que he cultivado al cabo de estos años. Tengo muy buenos amigos, muy buenos colegas, actores, artistas, que están acá. Es un reencuentro muy bonito”.
Padrón indagó las principales causas que motivaron en Romero a abandonar Cuba, y este primero le comentó que lo movió “la aspiración de ser feliz, de poder construir un futuro más próspero para mí, para mi familia, para mi esposa y de sentirme un poco más libre, de tener un lugar en la sociedad, de poder realmente ser yo”, para luego enfatizar que “fue fundamental después del 27N. Fue un punto de giro y otro punto de giro muy decisivo fueron los sucesos del 11J.”
El joven actor pasó rememorar sus experiencias durante esos días tan importantes para la historia reciente de Cuba, que han cambiado la vida de tantas personas, incluida la suya y la de Claudia Tomás. Romero recordó que el 27N ambos estaban ensayando “un proyecto personal que teníamos y a mitad del ensayo como que vimos lo que estaba pasando por las redes. Eso empezó como a las 11:00 o 12:00 del día. Terminé mi ensayo, recuerdo que fui a visitar a mi abuela y a eso de las 8:00 de la noche, mi esposa y yo andamos en bicicleta todo el tiempo por La Habana, y entonces dijimos: no podemos dejar de estar en este lugar. No podemos dejar de compartir nuestro apoyo y estar con todos los demás colegas. Defendiendo los derechos, exigiendo los derechos que se estaban exigiendo ahí. Y para allá fuimos y estuvimos desde las 8:00 de la noche”.
El 11J fue otra fecha que marcó indeleblemente la vida de Daniel Romero, quien recuerda que ese día “fui a misa en la iglesia de la Caridad que queda en Campanario. Mi esposa no había podido ir. Cuando voy de regreso apenas fui enterándome de todo y llegando a la casa, le comunico a mi esposa. Ya habían empezado los sucesos por San Antonio de los Baños. Nos enteramos que muchos colegas estaban fuera del ICRT”, explicó, confesando que la decisión de ambos de ir a las calles no la conocen sus familias.
“Creo que todo el mundo sabe un poco lo que se vivió esos tres días traumáticos. En lo personal hubo mucha ansiedad, mucha decepción, mucha impotencia, sobre todo por la posición en que uno se ve con la familia y a la vez tratar de denunciar ese tipo de cosas. Fue un proceso muy doloroso, muy complicado, y que en lo personal marcó el futuro y el rumbo que yo debía tomar”, aseveró.
“Intentamos salir. Tengo un amigo que estaba justo fuera del ICRT, que no es actor. Sabía que íbamos para allá, me llama y me dice: a esta gente la acaban de montar, de tirar en el camión”, detalló Romero. “Fue un proceso muy traumático. En ese justo instante todo estaba muy caldeado. Vivo en el Casino Deportivo y recuerdo que podía ver en los edificios del frente a vecinos que estaban gritando consignas. Entonces los artistas ya venían siendo muy mal vistos desde el 27N y veías como una agresividad muy violenta. Entonces mi esposa y yo, apenas saliendo unas cinco cuadras, tuvimos que regresarnos. Al momento nos empezamos a poner en contacto amigos de la iglesia y amigos artistas, incluso amigos que no teníamos mucha confianza, para informarnos quiénes estaban presos, todas las personas que pudiéramos conocer y al momento empezar a movilizarnos, llamar, hacer todo lo posible porque se conociera que esas personas estaban presas”, comentó durante la entrevista.
Daniel Romero explicó cómo estaba en contacto con Dayana Prieto, actriz, productora y esposa del dramaturgo y activista Yunior García, también con la esposa de Raúl Prado, director de fotografía que recientemente emigró también. “Yo llamaba a sacerdotes amigos míos. Fernando Pérez ayudó muchísimo”, puntualizó. “Tuvo un papel fundamental. Ayudó a tratar que todas las personas que pudiéramos conocer, sobre todo artistas (pues éramos los que conocíamos. No conocíamos a otros más) pudieran salir de ahí. Después nos fuimos enterando de otros amigos de San Antonio de los Baños, personas que estaban en el ese lugar, pasaban y trataban de evitar que golpearan a otros e iban presos también”, subrayó.
La amistad con Yunior García mereció en la entrevista un aparte. “Todo el mundo conoce a Yunior en Cuba, y no de ahora que ha sido más mediático. Lo conozco desde que estaba en la ENA”, explicó. “Todos los artistas conocíamos a Yunior. Compartimos en miles de ocasiones. Ya después cuando hizo Jacuzzi sí hubo como un vínculo, coincidimos más, porque actores suyos (de Trébol Teatro) pasaron a la compañía de Argos Teatro, había mucha camaradería, teníamos proyectos para trabajar. Él me decía que le gustaría que participara en una de sus obras. Hubo una linda amistad. Luego del 27N recuerdo que habían personas que tenían criterios diversos, aquello de que Yunior es una persona pagada y soy de los que pienso que para nada. Conozco a Yunior. Puede ser que no coincida con criterios suyos, lo hemos hablado, pero jamás pensé que fuera una persona así como se decía y estuvo esta amistad”.
