La columna “Sabor y tradición”, que escribe para el portal oficial Cubadebate la ingeniera agrónoma e investigadora Silvia Mayra Gómez Fariñas es ya casi una habitual en los titulares de la prensa independiente cubana por las recetas que propone, las que siempre requieren ingredientes escasos, caros y hasta desaparecidos por completo de los mercados cubanos, tanto el formal como el informal.
Las recetas de Gómez Fariñas son criticadas frecuentemente en las redes sociales por la carestía generalizada de hasta los ingredientes más elementales como aceite, harina, huevos, vegetales, pues desde hace un tiempo los administradores del sitio “moderan” drásticamente los comentarios en los espacios dedicados a la opinión de las audiencias, y solo publican las opiniones favorables a sus textos y postura editorial.
Aunque en algún momento la autora reconoció que “en ocasiones no es muy fácil escribir la columna”, en su más reciente entrega dirigió un mensaje directo a “esas personas que ponen obstáculos a las recetas que propongo” y comentó que “la escasez de alimentos no es de ahora, ni en Cuba solamente, está en gran parte del mundo y los precios por las nubes”.
La columnista defendió sus aseveraciones señalando que “ya en 1858 se habla en el Nuevo manual de la cocinera catalana y cubana de los precios altos y la escasez de arroz y carne”, pasando entonces a ofrecer tres recetas a base de quimbombó: con arroz, a la criolla, en ensalada, y otra de enchilado de cangrejo, pues “trato de complacer en lo que pueda”.
Precisamente estos platos requieren de ingredientes como cebolla, ajo, muelas de cangrejo, ajíes, vino seco y vinagre, que también se han vuelto difíciles de adquirir por su ausencia en los mercados y sus precios.
Gómez Fariñas escribió al inicio de su columna en Cubadebate correspondiente a este 22 de junio de 2022 que la comida cubana “no se suscribe nada más que el arroz blanco, congrí, frijoles, carne asada, plátanos maduros”, y enumeró una serie de culinarias regionales con marcadas particularidades e influencias española, americana (refiriéndose quizás a la estadounidense), francesa, italiana y rusa.
Al dedicar un párrafo al “tamal en hoja” y su presencia en diferentes cocinas latinoamericanas, la autora ejemplificó con variantes de Nicaragua (nacatamal), Venezuela (hallacas) y México (tamales mexicanos), casualmente tres naciones cuyos gobiernos mantienen relaciones estrechas con el de Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Sin inscribirse en el espectro del conocido “lenguaje subliminal”, sí pudiera afirmarse que este es un caso de “sutileza” política.
