El grupo de haitianos que viajaba a bordo de una embarcación rumbo a los Estados Unidos, pero terminó recalando en la costa del centro de Cuba, tiene algo en mente: no quedarse en la isla.
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Se dice que es – o parece ser, afirma ABC News – «el grupo más grande visto hasta ahora en un éxodo cada vez mayor desde Haití azotado por la crisis», y tal parece que sí, que los 842 haitianos que ahora parecen estar «disfrutando» de unas pequeñas vacaciones en un campamento turístico, tras su llegada el martes a Cuba, con 70 niños y 97 mujeres a bordo conocen que, allí, en Cuba, como antaño sucedía, no se les ha perdido nada.
El hecho que quieran seguir supone para Cuba un desafío, pues ahora mismo está envuelta en negociaciones migratorias con el país hacia el cual se dirigen esos haitianos; a la vez que critica sus políticas. ¿Deportará Cuba directamente los haitianos a Haití? ¿Habrá o hay alguna negociación en camino?
Reuters informa hoy que «la peor zafra azucarera de Cuba en más de un siglo», – o sea, esta que recién ha finalizado – es «otro golpe a la economía en crisis». The Washington Post «añade» que Cuba está «en una búsqueda frenética de leche»; y desde las islas Caimán un grupo de balseros cubanos – no muy diferentes en deseos y necesidades a esos haitianos «recalados» en Villa Clara – lo único que le piden a las autoridades de esa isla es que no los devuelvan a Cuba.
Así lo publicó el martes el diario The Cayman Compass y no hay que ir a la Universidad para dibujar en blanco y negro, sobre un papel, el panorama. De Cuba escapan los cubanos. La Cuba «solidaria» que alguna vez tuvieron los ancestros haitianos, ya no existe; no produce ni azúcar – miles de ellos trabajaron en las plantaciones – y ni leche hay para los nacidos en el país.
Los haitianos piden que no los dejen en Cuba, pero la agencia oficialista Prensa Latina va contra todos – Reuters, The Washington Post,… – y dice que Cuba tiene un «enfoque innovador para la soberanía alimentaria».
Para que no digan que somos nosotros los cubanos. Enséñenle ese titular a los 842 haitianos y pregúnteles, si quieren quedarse, o quieren seguir camino a la mar.