El régimen cubano ha confirmado lo que ya muchos temían: la economía del país sufrirá una nueva contracción en 2024, marcada por el impacto de desastres naturales y una crisis energética prolongada. Según el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, «los eventos recientes ratifican la visión de que la economía no crecerá este año». Con esta declaración, se anticipa la segunda caída consecutiva del Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba, después de la contracción del 1.9 % en 2023, reportó EFE.
Cuba ha enfrentado en las últimas semanas el paso de los huracanes Oscar y Rafael, así como un terremoto de gran magnitud que sacudió las provincias orientales. Estos eventos han dejado daños significativos: 34,000 viviendas afectadas, interrupciones masivas del servicio eléctrico y pérdidas agrícolas estimadas en 16 millones de dólares, cifras que reflejan una crisis «en cadena» agravada por la escasez de combustible y el colapso del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Según la corresponsal de AP en Cuba, la ya «aplatanada» Andrea Rodríguez, más de 200 kilómetros de líneas de alto voltaje y 269 plantas de generación eléctrica sufrieron daños.
En el sector de la agricultura, una de las áreas más golpeadas, miles de hectáreas quedaron inutilizables, lo que exacerba el desabastecimiento de productos básicos. Esta situación es un recordatorio de la fragilidad de la infraestructura cubana, deteriorada por años de falta de inversión y mantenimiento, como apuntó el medio italiano RSI.
Políticas insuficientes y un panorama sombrío: ese es el futuro de Cuba
El régimen cubano ha intentado mitigar la situación mediante un paquete de medidas de austeridad que incluyó un aumento del 400 % en los precios del combustible y recortes presupuestarios. Sin embargo, estas políticas han resultado insuficientes. La caída del turismo, sector clave de la economía cubana, es otro golpe: con solo 1.7 millones de visitantes en los primeros nueve meses del año, la meta oficial de 2.7 millones parece inalcanzable, según datos citados por EFE.
Además, el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la designación de Marco Rubio como secretario de Estado auguran tiempos más difíciles para la isla. Las sanciones económicas y las restricciones comerciales podrían endurecerse aún más, afectando las ya limitadas opciones de recuperación.
El régimen, tradicionalmente, ha atribuido gran parte de sus problemas al embargo estadounidense, argumentando que este ha causado pérdidas económicas multimillonarias. Sin embargo, críticos como Yoani Sánchez, citada por RSI, señalan que la falta de reformas estructurales y el enfoque en inversiones poco prioritarias, como hoteles de lujo, también son responsables de la crisis. «El embargo no explica la desidia en la reparación de centrales eléctricas o la modernización de hospitales y escuelas», afirmó la periodista.
A medida que la isla enfrenta esta «crisis dentro de la crisis», como la describió el periodista Estefano Tamburrini, el éxodo masivo continúa. Más de 850,000 cubanos han emigrado desde 2022, lo que equivale al 18 % de la población. Con un déficit fiscal de -33 % y una deuda pública que supera los 18,000 millones de dólares, la recuperación parece cada vez más lejana.
En medio de este panorama, las palabras del ministro Alonso resuenan con pesimismo: «La economía necesita energía para dinamizarse, y este año no la hemos tenido». Mientras tanto, la población cubana sigue enfrentando apagones, desabastecimiento y una calidad de vida que no deja de deteriorarse.
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