Más allá de que el cadáver del locutor crucense Osvaldo Aguilera se extraviara por tres días dentro de un hospital en la provincia de Cienfuegos, la realidad de la COVID-19 en uno de los territorios que mejor manejó la pandemia desde marzo del 2020 indica que allí hoy la situación es bien grave.
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Más allá de que una enfermera del Hospital Provincia Clínico Quirúrgico Docente «Dr. Gustavo Aldereguía Lima» nos dijese que allí «se están viendo muchos muertos», y «cosas muy feas» que ella misma «jamás hubiese creído», lo cierto es que los testimonios desde Cienfuegos llueven.
Se habla de «desesperanza» e incertidumbre; gente que no sabe si podrá llegar viva a su cumpleaños, o a fin de año. Gente que vive ahora encerrados en sus casas, sin permitirle la entrada a nadie. Gente que se desploma físicamente y se deprime hasta lo infinito, cuando en un momento del día estornudan tres veces seguidas, o de pronto se sienten con fiebre.
«La gente prefiere hasta quedarse en sus casas; nadie quiere ir al Hospital. Es probable que sea una gripe o un malestar del cuerpo, y de pronto pesques el animal», dice desde Cienfuegos Pedrito, asiduo colaborador de Cubacomenta.
Pedrito explica que dos enfermeras que él conoce, Tamara y Ostmara, tampoco están trabajando en Cienfuegos desde que la COVID-19 empezó «a dar ján aquí».
«Desde que esto se puso malo, Ostmara sacó un papel del psiquiatra. Y Tamara un certificado de sacrolumbagia. Esto funde a cualquiera», agregaba en conversación telefónica.
En la provincia, según destaca Cibercuba Noticias, «más de 100 profesionales de la Salud en Cienfuegos no se incorporan a ofrecer sus servicios» y «se acogen a una resolución laboral para no trabajar en medio de la crisis de coronavirus».
Así lo afirmó Alexandre Corona Quintero, gobernador de Cienfuegos, al hablar de los 129 médicos de la Atención Primaria que se acogieron a una resolución para no trabajar.
«En Atención Secundaria hay 46 con garantías salariales», explicó el funcionario, que luego expuso otras cifras:
«Más de 700 pidieron sus vacaciones».
Parte de esto se justifica en que no hay, no tienen, esos mismos médicos de Cienfuegos, el equipamiento que se requiere para trabajar en los hospitales -especialmente en la zona roja- y lidiar con la pandemia. Ojo, no son solo los médicos de Cienfuegos los que no cuentan con el avituallamiento imprescindible o mínimo para trabajar.
Tal fue el caso de la enfermera Bárbara López Castillo, quien murió recientemente a causa de la covid. Era una persona de riesgo, y sin embargo continuó hasta los últimos días dándolo todo en «la zona roja»; hasta que enfermó y falleció.
Su caso es uno de los tantos que deberían ir a los tribunales de Justicia, por cuanto ella, al recrudecerse la pandemia habló con su jefa; le explicó que solo tenía un riñón y esto la hacía persona de riesgo. Le pidió que se le asignasen funciones de menos riesgo. Su solicitud fue ignorada.
Y es que ni siquiera en los mismos hospitales, ni siquiera el mismo Estado tiene previsto y garantizado para su personal de salud medicamentos del llamado Protocolo Covid por si enferman.
Uno de los que contrajo Covid en la provincia de Cienfuegos, «el doctor Ulises», del municipio de Aguada de Pasajeros, es fiel testimonio de esto.
A pesar de que Ulises es un destacado médico, que ha enfrentado hasta pandemias como la del Ébola, en Africa, con 4 misiones internacionalistas, enfermó, y encontró no solo que en Cienfuegos no contaban con los medicamentos para asistirle; sino que encontró lo peor: oídos sordos a su pedido desesperado entre los funcionarios de Salud en la provincia.
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