Mientras el Doral se suma al polémico programa 287(g) con ICE, el magnate Mike Fernández acusa a líderes cubanoamericanos de traicionar a sus comunidades.
La decisión unánime del Ayuntamiento de Doral de unirse al programa federal 287(g) de colaboración con ICE ha provocado una tormenta política en el sur de la Florida. La medida, que convierte a la policía local en auxiliar de las tareas federales de inmigración, llega en medio de un clima tenso por los recientes anuncios del presidente Donald Trump sobre deportaciones masivas y la revocación del estatus legal a más de un millón de inmigrantes.
Entre las reacciones más contundentes a este plan del presidente, está la del influyente empresario cubanoamericano Mike Fernández, quien publicó una carta abierta arremetiendo contra cuatro figuras republicanas de su misma comunidad: Marco Rubio, Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez.
“El silencio de ustedes ha causado miedo y daño real en nuestras comunidades. Si no tienen el valor de alzar la voz, entonces háganle espacio a quienes sí lo tienen”, sentenció Fernández, en artículo recogido por el Herald.
Fernández, presidente de MBF Healthcare Partners, expresó al Miami Herald su frustración con la clase política cubanoamericana. “Estoy avergonzado. Hemos huido de dictaduras para ahora guardar silencio ante políticas crueles. Esa pasividad es complicidad”, dijo. Según Fernández, los líderes cubanoamericanos temen represalias de Trump y están priorizando sus carreras políticas por encima de su comunidad.
Aunque María Elvira Salazar ha presentado iniciativas como el “Dignity Act” en busca de una reforma migratoria, Fernández la acusó de hipocresía. “¿De qué sirve hablar de proteger a los que huyen de regímenes opresores, si luego callas mientras les revocan sus protecciones?”, cuestionó.
El multimillonario, conocido por sus contribuciones a campañas tanto republicanas como demócratas, no se mordió la lengua. Acusó a los mencionados legisladores de complicidad y cobardía por no desafiar las políticas migratorias del expresidente Trump, quien en su segundo mandato ha endurecido su postura contra migrantes, incluyendo a miles de cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos que llegaron bajo el programa de parole humanitario.
Un contrato polémico en el Doral que enciende alarmas
La polémica decisión del Doral de firmar el acuerdo con ICE bajo el programa 287(g) se tomó tras la recomendación del abogado de la ciudad, quien aseguró que la firma era obligatoria. La vicealcaldesa Maureen Porras reconoció la preocupación de los residentes pero afirmó que la resolución debía cumplirse.
“No se trata de discriminar a nadie, pero debemos apoyar a nuestro departamento de policía”, declaró.
La ciudad – «repleta de una punta a la otra por migrantes venezolanos» – ahora forma parte de un grupo creciente de más de 200 agencias en Florida –el estado con más acuerdos de este tipo en el país– que colaboran directamente con ICE en operativos de detención y deportación.
Para activistas como Juan Cuba, del Miami Freedom Project, la firma de este tipo de acuerdos es una amenaza para familias mixtas, personas con TPS, solicitantes de asilo y beneficiarios de programas humanitarios.
“El mensaje que se está enviando es de miedo, y están utilizando a las fuerzas locales para llenar un vacío federal”, advirtió.
Mientras Doral avanza, otros municipios como South Miami han decidido resistirse. Su alcalde, Javier Fernández, desconocemos si guarda relación familiar alguna con el billonario mencionado en párrafos anteriores, ha llevado el asunto a los tribunales para que se aclare si realmente están obligados por ley a firmar acuerdos 287(g). La demanda sostiene que estos acuerdos son voluntarios según la legislación federal y que el estado de Florida está ejerciendo una presión indebida.
Por ahora, en Doral, donde vive una numerosa comunidad de origen venezolano y cubano, la tensión crece. En la calle, el miedo a redadas y deportaciones se mezcla con el sentimiento de traición.
“Lo triste”, concluyó en su carta el billonario Mike Fernández, “es que mientras muchos huyen de la represión, ahora también deben temer a quienes decían defenderlos. Los mismos que un día fueron refugiados, ahora cierran la puerta desde el otro lado”.
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