La repentina orden de la administración de Donald Trump de congelar las subvenciones federales ha generado una ola de incertidumbre en diversas comunidades dentro y fuera de Estados Unidos. Entre los más afectados se encuentran numerosos periodistas independientes cubanos, cuyos ingresos dependen en gran medida de estos fondos. Mientras en Miami y Washington reinaba la confusión, en La Habana, Miguel Díaz-Canel parecía hasta tener motivos para celebrar, alzando su copa de champagne ante lo que considera una «victoria» contra lo que su gobierno ha calificado durante años como «mercenarismo mediático».
¡¿Quién lo iba a decir?! Díaz-Canel contento por una medida tomada por Donald Trump.
La medida, implementada el 28 de enero de 2025, afecta a miles de organizaciones que reciben financiamiento federal. La Casa Blanca, a través de la Oficina de Presupuesto y Gestión (OMB), ordenó la revisión y suspensión de todos los programas de asistencia financiera mientras se evalúa su impacto y conformidad con las políticas del nuevo gobierno. Esto incluye desde iniciativas de educación y salud hasta proyectos de apoyo a la democracia en países con regímenes autoritarios, como Cuba, Venezuela y Nicaragua, señala Café Fuerte. Sin embargo, la implementación de la medida fue interrumpida temporalmente por una jueza federal en Washington, quien bloqueó su aplicación hasta que se celebren audiencias adicionales.
El impacto inmediato de la orden ejecutiva de Trump se sintió en Miami-Dade, donde líderes comunitarios y organizaciones sin fines de lucro entraron en pánico al darse cuenta de que su principal fuente de financiamiento podría desvanecerse de la noche a la mañana. Según informó el Miami Herald, los funcionarios del condado han estado trabajando a contrarreloj para evaluar cuáles programas se verán directamente afectados. Miami-Dade depende de más de $680 millones en fondos federales, con destinación a programas de vivienda asequible, educación infantil y asistencia social.
El Departamento de Vivienda del condado, por ejemplo, recibe $180 millones en subsidios federales para proyectos de vivienda pública y asistencia a personas sin hogar. Asimismo, los programas educativos como Head Start, que proporciona educación temprana a niños de familias de bajos ingresos, también podrían verse afectados. «Aún no sabemos cuál será el impacto total, pero estamos haciendo todo lo posible para minimizarlo», afirmó la alcaldesa Daniella Levine Cava en declaraciones recogidas por el Miami Herald.
Aunque la jueza federal Loren Alikhan bloqueó temporalmente la medida de la Casa Blanca, el alivio es solo temporal. La decisión final se discutirá en una audiencia programada para el próximo lunes. Mientras tanto, las organizaciones que dependen de estos fondos han tomado precauciones, deteniendo pagos a empleados y limitando actividades hasta que haya una resolución definitiva.
Díaz-Canel logra una «victoria» temporal
Para el régimen cubano, la suspensión de estos fondos representa un respiro. Durante años, La Habana ha acusado a los periodistas independientes y medios financiados con fondos de USAID y NED de ser «mercenarios» al servicio de una agenda extranjera. La interrupción del financiamiento a medios opositores al gobierno cubano parecería como una reivindicación de su discurso oficial.
A no dudarlo, Díaz-Canel debió celebrar la noticia con su círculo de confianza, convencido de que la medida debilitará la oposición mediática en la isla. Sin embargo, el festejo podría ser prematuro, ya que la orden ejecutiva enfrenta un fuerte escrutinio legal y político en EE.UU., y su aplicación final podría verse modificada o revertida, aunque en La Habana, el régimen siga capitalizando la decisión como una victoria política.
El destino de los fondos federales congelados sigue siendo incierto. Lo que sí está claro es que, por al menos unos días, la narrativa oficial del gobierno cubano ha encontrado una excusa perfecta para reforzar su discurso contra la prensa independiente a la que acusa de ser «tóxica» y de «intoxicar» la información. Mientras tanto, los periodistas en Cuba, que solo buscan informar la verdad, sin manipulaciones y encubrimientos, enfrentan otro obstáculo en su lucha por la libertad de expresión.
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